Columna


A ese patacón le falta un pedazo

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

06 de marzo de 2011 12:00 AM

JAIME ALBERTO RESTREPO CARVAJAL

06 de marzo de 2011 12:00 AM

La última edición de la Revista Dinero insinúa que la contratación durante la administración de Judith Pinedo ha sido “igual de escandalosa” a la de Bogotá y otras regiones, afirmación infundada que, con razón, provocó la reacción tajante de la Mariamulata. Ella aparece en la portada con el Alcalde de Cali y el Gobernador de Antioquia bajo el título “Carruseles por todo el país”.
Pretenden los autores intelectuales y materiales del artículo convencer al país de que el cambio positivo en la contratación pública en Cartagena durante los últimos 3 años, gracias a una participación masiva y trasparente de proponentes, sin importar su vinculación política y estrato social, es falso. Ningún gobierno, por pulcro que quiera ser, es ajeno a que pocos funcionarios incurran en irregularidades: son ellos quienes deben pagar las consecuencias penales y no toda una administración.
Una grabación, en un almuerzo en “Patacón con todo”, entre el Director de Edurbe de entonces (Diego Otoya), un contratista (Marco Antonio Güete) y un financista (Rafael Borré), es la prueba “reina” de un artículo intrigante por lo que calla. ¡A ese patacón le falta un pedazo!
El supuesto objetivo del almuerzo era conseguir $40 millones para “comprar el silencio” del promotor de un debate en el Concejo contra Edurbe y la Concesión Vial. Extraño que “uno de los contratistas más reconocidos del departamento” con “injerencia en negocios que abarcan cerca de $32.000 millones” –según la propia Dinero- tenga “problema de liquidez” y deba acudir a un financista furtivo para tan poca monta.
El debate no se dio (luego, se pagó) y falta el primer pedazo de patacón: ¿Cuál o cuáles concejales recibieron el dinero? ¿“Comprar silencios” es usual en el Concejo? De ser así, sale bien librada la administración Pinedo porque los debates en estos 3 años han sido voluminosos, como escasos en las alcaldías anteriores.
Dinero destaca estas afirmaciones de Aciem (William Murra): "Existen dos o tres contratistas ricos, algunos familiares de altos funcionarios distritales, que compran los contratos por debajo de la mesa y que son quienes entregan los dineros de manera anticipada a aquellas personas que hacen del poder y de las influencias una forma de vida". Luego limpia la imagen de la Alcaldesa: “ha demostrado buena fe pero ha sido traicionada por algunos de sus colaboradores”. Otro patacón incompleto: ¿quiénes compran contratos y son traicioneros? No se puede tirar ese buscapiés “gamberra” sin dar nombres.
Las concesiones adjudicadas a dedo y amañadas a través del otrosí recursivo, como la Transversal 54 (anexada ilegalmente al Corredor de Carga) y la truculenta Vía a Barú, fueron de Curi y Barbosa: ese patacón está rancio. Sobre ellas escribí críticas duras en 9 columnas y hasta pedí tumbarlas, si era posible. La primera de ellas, de enero de 2008 (“Colesterol heredado”); mi fuente en todas fue el documento que hoy cita Dinero.
Si todo ocurrió hace tanto tiempo, ¿por qué dejaron la denuncia para los últimos meses de esta Administración, justo cuando los movimientos “1815” y “Por una nueva Cartagena”, se preparan para una nueva contienda electoral en contra de la maquinaria que firmó esos contratos y quiere regresar a saquear la Heroica? ¿A quién le están haciendo ese mandado de patacón con todo?

*Ing. Civil y MBA, Directivo Empresarial

restrepojaimea@gmail.com

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