Columna


Esos días

REDACCIÓN COLOMBIA

29 de agosto de 2012 12:00 AM

MARIA FERNANDA IBARRA

29 de agosto de 2012 12:00 AM

Añoro esos días cuando todo era muy diferente a hoy, entonces sabíamos y podíamos vivir. Cómo me gustaría que mis hijos sintieran una ciudad mucho más tranquila. Ahora entiendo ese viejo dicho que dice “Todo tiempo pasado fue mejor”.Da lástima y mucha nostalgia cuando recordamos esos años atrás, cuando todo era más tranquilo. También había problemas, corrupción, peligros y muchas otras cosas. Pero caminábamos tranquilos; manejábamos con los vidrios abajo; ayudábamos a la gente; no había tanta desconfianza; nos íbamos en la chaza de la camioneta; cogíamos el taxi sin miedo; no le teníamos miedo a la gente. En ese tiempo todavía podíamos decir que teníamos calidad de vida. Hoy todo ha cambiado tanto que ya no nos podemos permitir ni ser nosotros mismos.
Recuerdo un día normal en el que caminaba por la calle con mi mamá y se nos acercó una señora, preguntando dónde quedaba el Banco de Occidente. Mi mamá de inmediato contestó muy seria: “No, señora, no sabemos dónde queda” y siguió su camino. Me pareció raro de mi mamá, que sabiendo dónde quedaba, no le dijera a la señora cómo llegar. Entonces regresé a donde la señora para explicarle dónde estaba el banco.
Sentí la mano de mi mamá halándome y me dijo: “Aja, María Fernanda, ¿qué te pasa? Yo también le hubiera podido decir dónde quedaba, pero ¿no te das cuenta de que te pueden echar una burundanga o una escopolamina o cualquier vaina de esas que están usando para robarle a uno?” Mi mamá tenía toda la razón, y entendí por qué ayudó a la señora.
Ya no podemos ser nosotros. Nos toca pasar por indiferentes, muchas veces por miedo. Luego nos acostumbramos y terminamos haciendo nada para que las cosas cambien. Entonces ¿qué nos espera? Nos tocará quedarnos quietos a ver quién hace algo al respecto. ¿El Presidente, el gobernador o el alcalde? ¿Algún súper héroe que nos saque de este atolladero? Eso no depende sino de nosotros. De que queramos trabajar por nuestra ciudad, por nuestro país. Uno solo no hace nada. Pero varios con los mismos ideales pueden hacer mucho. Yo sé que sí se puede. Sólo faltan las ganas de decir sí se puede. Yo creo en mi Cartagena. Yo creo en mi Colombia, y verás.
No esperes que otros hagan algo al respecto, empieza tú y en el camino encontrarás muchos que como tú quieren hacer algo. ¡Recuerda! La unión hace la fuerza. Aunque a mí me gusta más "La unión hace el cambio", no sigamos añorando esos tiempos pasados, luchemos por nuestro futuro.
Lo que vivimos hoy es muy complicado. Pero tenemos de alguna forma que empezar a trabajar en nuestra confianza hacia los demás. Al confiar construimos ideas, pensamientos, relaciones. Hacemos capital social.
Podemos comenzar sondeando el terreno cuando queramos conocer a alguien. Una buena energía es un buen comienzo, elimina los malos pensamientos e ingéniate para romper el hielo. Busca afinidades para una conversación y así poco a poco se genera confianza.
Tenemos que volver a confiar en los demás, porque es una de las formas de crear comunidades, ciudades amables, fundamentales para que todo funcione. Así, paso a paso, podemos ir construyendo algo que todos hemos perdido. La confianza en los demás.

feru2000@yahoo.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS