Columna


Esperanza de vida

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

19 de octubre de 2011 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

19 de octubre de 2011 12:00 AM

El domingo pasado me levanté temprano y acepté la invitación de mi esposa al Festival de Tambores y Expresiones Culturales de Palenque. En las afueras de la Terminal de Transporte  me monté en uno de esos buses viejos que van y vienen entre Cartagena y Mahates. Al sentarme en la primera silla detrás del  chofer  junto con mi compañera, supe que me equivoqué de puesto. Lleno el bus, tendría que ceder la silla a alguna persona mayor, a una mujer embarazada o con niño de brazos. Hace tiempo decidí no dar mi puesto a mujeres bonitas.
Dicho y hecho, antes de salir el bus se llenó hasta el techo. En el cementerio en las afueras de la ciudad se subió una muchacha negra con un pelaito de uno o dos años al que pedí a su mamá para llevarlo sobre mis piernas. No perdí el puesto, me gané un niño que no era mío, el mío prefirió quedarse durmiendo, y a su mamá que no me quitó el ojo de encima, la llamaré María Morena.
Más adelante se subió al bus otra muchacha joven llevando en sus brazos a un niño más blanco  que ella, a quien voy a nombrar Blanca Rosa. La mamá de mis hijos, siguiendo mi ejemplo, le pidió a la recién llegada que le permitiera cargar a su bebé. Luego se arrepintió porque el niño era más pesado, grande y vivo que el mío. “¿Cuántos años tiene tu hijo?” me preguntó Blanca, cuyo niño se dejó cargar por una desconocida sin chistar, quizás por solidaridad con ella. No sólo no lloró sino que no dejó de bailar la música champeta que sonaba a todo timbal, cogiendo de pista de baile las piernas de mi compañera. Con acento palenquero, María Morena negó que yo fuera el papá de su hijo que llevaba dormido en mis piernas, con razón, y respondió que tenía 4 años. “El mío tiene un año”, dijo Blanca Rosa, dejándonos boquiabiertos a quienes nos enteramos sobre la diferencia de edad, peso, estatura y de viveza de los dos niños.         
Estas diferencias tan marcadas no me hicieron gozar tanto el Festival en Palenque y me hicieron recordar la siguiente historia y expresión basada en un dato real que habla no tanto de los niños sino de sus mamás, no precisamente llamadas Milagros:
Blanca Rosa y María Morena nacieron en Cartagena a la misma hora, el mismo día del mismo año, pero no en la misma clínica ni en la misma alcurnia. Nunca se conocieron ni en la misma situación vivieron. Cada una fue creciendo, jugando, medio estudiando, casándose, comiendo y reproduciéndose. María Morena y Blanca Rosa no murieron a la misma hora ni el mismo día ni el mismo año, mucho menos fueron enterradas en el mismo camposanto. María Morena murió a los 66 años y Blanca Rosa a los 77 años cumplidos, la edad que en promedio mueren las mujeres afrocolombianas y las no afrocolombianas respectivamente.
La muerte a todas las personas nos llega, a unas más temprano que a otras, y para la muestra un botón. Las anteriores historias y la Historia nos muestra que todas las personas no tenemos la misma calidad y esperanza de vida.

*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

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