Columna


Espías del siglo XX y XXI

DARÍO MORÓN DÍAZ

04 de diciembre de 2010 12:00 AM

DARÍO MORÓN DÍAZ

04 de diciembre de 2010 12:00 AM

El alemán Richard Sorge quedó inscrito en la historia del espionaje como un espía excepcional. Durante los años que ejerció su arriesgada profesión sorteó las empresas más inverosímiles, que en medio del peligro y dificultades culminaba exitosamente.Éxitos que eran el resultado de una estudiosa elaboración de su inteligencia y de su equilibrio mental, cualidades ambas que le permitían moverse con naturalidad en los diferentes escenarios, bien fuese en la guerra o en la paz.
En su papel de doble espía su accionar lo mostraba como un actor eficaz. Si bien en ese período existieron otros espías importantes, Sorge sobresalió entre todos.
Richard Sorge nació en Alemania, siempre se destacó como un alumno brillante, y al terminar el bachillerato ingresó a la Universidad de Hamburgo, donde se graduó en Ciencias Políticas y obtuvo el Summa Cum Laude.
Era simpatizante del Socialismo, en razón a lo cual ingresó al Partido Comunista Alemán. Viajó a Rusia, donde se casó con una bailarina nacida allí. Posteriormente fue a la China donde aprendió el idioma, conoció a fondo toda la estructura económica y militar de China, país que para la época era enemigo del Japón. Más tarde vivió en Japón, acudiendo siempre a su habitual metamorfosis, ingresó al Partido Nazi japonés. Se hizo amigo del general Eugene Ott, que era el encargado militar alemán en Tokio. El General Ott más tarde fue elevado al cargo de embajador y Sorge se convirtió en su confidente.
La permanencia del doble espía en el Japón fue vital, logró conocer la estrategia militar japonesa en relación con Rusia. Conocimiento que le permitió informar al Kremlin que Japón no atacaría a Rusia. Los rusos creían que Alemania y Japón los atacarían por ambas fronteras. Ese informe permitió a los rusos concentrarse en el frente occidental donde Adolfo Hitler preparaba la "Operación Barba roja", avanzada alemana contra Rusia. Las tropas alemanas llegaron a las puertas del Kremlin, sin embargo, el invierno los derrotó. Comenzaba así la caída del nazismo. Finalmente, debido a un romance con una amiga japonesa, escogida para traicionarlo, fue apresado y posteriormente fusilado en 1944.
Este breve exordio sobre Richard Sorge conduce a establecer comparación entre el espionaje del siglo XX, con el del siglo XXI, que acaba de develar el australiano Julián Assange en Wikileaks. Es un espionaje, sin espías de carne y hueso, a la manera de un Richard Sorge. El de ahora es el espionaje de las embajadas y de las agencias diplomáticas.
En el Siglo XXI no encontramos al espía audaz, que fungía como un aventurero que arriesgaba su vida, usando su inteligencia, ojos, oídos, idiomas, cambio de voces, en fin las capacidades derivadas de su cerebro, para descubrir secretos. Por el contrario el moderno es el espionaje sofisticado de los micrófonos ultrasensibles, las micro grabadoras, los visores a distancias, los satélites, amén de las embajadas y agencias diplomáticas enclavadas en otros países encargadas de suministrar información y desinformación a sus respectivos gobiernos.
Julián Assange con Wikileaks reveló el nuevo espionaje y dejó así muy mal paradas a las grandes y medianas potencias.

*Médico Cardiólogo. Ex Director de El Universal. Académico de Número de la Academia Nacional de Medicina, de la de Cartagena y de la de Historia.

morond@telecom.com.co

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