Columna


Este año no puedo comer helados

AP

05 de enero de 2012 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

05 de enero de 2012 12:00 AM

Ni siquiera comeré helados. A lo sumo uno árabe de arequipe y almendras que hace Nur Chagüi Chadid, y que le prometí comer en su cumpleaños del 24 de enero. De ahí en adelante, se acabaron para mí, que los comía por decenas.
Que vaya a hacer las cosas de otra manera en este 2012, como dice Andrea Palet que hará las suyas, y antes Borges, no estoy tan seguro de que así suceda; algunas, desde luego, cambiarán de lugar, de forma y manera de hacerlas. Otras, ya no necesitaré hacerlas porque de tanto repetirlas se harán solas. Y las más, ocurrirán por ley de la gravedad.
Y las que queden por ahí, que a lo mejor resultan de provecho y utilidad, esas se las dejo a E=MC2, si es que para entonces la luz sigue viajando a la misma velocidad y la masa aún sigue inerte, inmóvil e intonsa, como parece que ocurrirá en este y los años por venir, que no pongo en duda serán tantos y tan precipitados que terminarán los físicos por aceptar que, en efecto, la velocidad de la luz no es constante.
Que 2012 sea mi año, es un lugar común que revalido cada año. Todos los años, desde aquel de 1951, han sido míos; me han pertenecido en cuerpo y alma y he hecho con ellos capa y sayo.
En el principio me tomaban muy poco en serio, casi ni me dejaban usarlos y darles el trato que su tamaño y uso de razón permitían, así que tuve que ir adaptándome y adaptándolos a los tiempos que encontraban y nos encontraban.
Quizá de tantos transcurridos y vividos y atropellados, ya estemos adaptándonos y dispuestos a perdonarnos las desavenencias y contradicciones que nos hicieron renegar y echarnos, ¡cosas de los años!, los trapos, las madres y hasta las abuelas, al sol.
Este año, tampoco montaré en bicicleta ni me cortaré la barba; iré menos donde la peluquera y mantendré el mismo peso en kilogramos, la misma talla en pantalones y camisas y solo usaré guayabera en la procesión de San Isidro Labrador, patrono de mi pueblo y de los labriegos.
Trataré de evitar que me muerda un perro en el calcáneo izquierdo, que me atropelle una mototaxi en Sincelejo y que me obligue alguna autoridad a usar celular o ver televisión en los consultorios médicos o en las urgencias de clínicas y hospitales.
Por ningún motivo dejare de producir, incluso plusvalía, de tal manera que no me sorprenda algún eventual e inesperado tiempo de vacas flacas, recalentamiento de la economía, una burbuja inmobiliaria. O cualquiera de esos fantasmas que recorren Europa y USA y ponen a temblar estos patios traseros aquende mares y océanos.
En 2012, compraré más estilográficas y libros de poesía y de economía; aprenderé un poco mas de ecuaciones para leer El capital; cultivaré mis hierbas y verduras en el patio de mamá y enseñaré a Isaac y a Matías a volar barriletes y a pisar con sus piececitos descalzos la arena tibia de mi calle natal.
Este que recién despunta será mi año. Y los que vienen y los que fueron, también son míos. Y el helado árabe de arequipe y nueces en el cumpleaños de Nur Chagüi.
*Poeta, escritor y periodista
elversionista@yahoo.es

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