Columna


Esto hay que contarlo

MIGUEL YANCES PEÑA

02 de julio de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

02 de julio de 2012 12:00 AM

Miren ésta frase en boca de un agente de la Policía: “Es que a nosotros se nos permite no usar chaleco reflexivo.”
La situación es la siguiente: en el tramito de vía que hay entre la Avda. Santander y la carrera primera de Bocagrande (la Avda. El Pescador), detrás del CAI, suelen colocar un reten de policía, que estrangula la vía con una hilera de conos naranja, y que mantienen ya entrada la noche. La vía está muy pobremente iluminada; el asfalto es negro y sin pintar, o con pintura no reflexiva y vieja que no destaca, y los conos no son reflexivos. Igual sucede en el sector de La Tenaza, girando hacia el Cabrero.
Una vez que fui detenido en éste último sitio, le hice la observación al policía que me abordó, y éste me dijo que se colocaban en un sitio oscuro, y al puro quiebre de la curva para que no los vieran, para sorprender, porque después los conductores los evadían. La verdad, y yo se lo previne, es que ahí pueden causar un accidente en el que ellos mismos podrían salir lastimados.
Eso fue hace unos meses. Pero lo reciente e inaudito, lo que suscitó ésta columna, me sucedió el viernes anterior a las 7 de la noche en el retén que colocan en la Avda. El Pescador. Dos policías de color (no es xenofobia: el color es importante en este caso), vestidos con uniforme verde oscuro como camuflados en la oscuridad del sector, se pararon en la mitad de la vía para indicarme que me detuviera. Casi los arrollo.
El susto da rabia, y lo primero que hice, fue reclamarle al que me abordó que no tuviera chaleco reflexivo. El me respondió con esa frase que enuncié al inicio: “es que a nosotros se nos permite no usar chaleco reflexivo.” Y yo me quedé atónito. De mas que le sorprendió que un ciudadano, sometido a su autoridad incuestionable, se hubiera atrevido a tanto. Igual sucederá con tantos otros que irrespetan a diario las normas que ellos mismos hacen cumplir. Nada diferente a Merlano y la prueba de alcoholemia.
Es una frase tan absurda, que cuesta trabajo encontrar una situación con la que ejemplarizarla. ¿Cual será; que como a mi se me permite no respirar, entonces voy a dejar de hacerlo? O que, como permitir es sinónimo de no prohibir, ¿puedo hacer todo lo que no se me prohíba, así me cause daño; y el instinto de supervivencia dónde queda?
Este señor parece que entiende el chaleco como un castigo del que todos quisieran librarse, y no un elemento de protección que deberían exigir a la institución.
Para mí, especulando un poco por cierto, debió ser que el operativo era hasta las 6 p.m., si no, que como tal vez no habían logrado la meta que le impusieron sus superiores (o la de ellos mismos: no siempre persiguen las mismas) decidieron continuar sin percatarse que había caído la noche; y que de noche ellos son invisibles. Igual que en el caso de La tenaza le hice ver el peligro: Ud. verá señor agente, la vida que está en riesgo es la suya.
Lo que sucede es que la peor parte en un accidente no la lleva el muerto, sino quien origina la muerte. De ahí que se sienta tanta rabia ante la exposición al riesgo de los otros (en este caso el agente, pero a diario de los transeúntes y las motos) y más aún, ante la irresponsable justificación de la autoridad (el agente).

* Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe.

movilyances@gmail.com

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