Columna


Ganadería: apague y vámonos

HORACIO DEL CASTILLO RESTREPO

23 de junio de 2011 12:00 AM

HORACIO DEL CASTILLO RESTREPO

23 de junio de 2011 12:00 AM

Pretende el Presidente de Fedegán, doctor José Félix Lafaurie Rivera, explicarle al país que la mejor manera de incentivar y preservar la ganadería es prohibiendo las exportaciones de ganado en pie y hacerlo solamente dándole valor agregado al comercializarlo solamente en canales fríos a través de la red de mataderos. Todo esto sería cierto si el productor primario, el criador, se beneficiara en algo de ese valor añadido.
Lo que no entienden ni el doctor La-faurie, ni el señor Ministro de Agricultura, es que manteniendo al criador en la ruina, so pretexto de que si no es así, se encarecen los ganados, se genera desabastecimiento en el país. Esto dispara el ciclo de liquidación en la ganadería, mediante el sacrificio desmedido de hembras, haciendo que después de algunos años la oferta de terneros disminuya, gene-rando escasez, y esto por supuesto dispara el precio de ellos astronómicamente. También muchos criadores se cambian de negocio al no poder generar ganancias en su actividad.
Los criadores son la célula primaria de la ganadería y allí es donde están la gran mayo-ría de los ganaderos de todos los estratos so-ciales, tamaños de finca, en toda clase de tie-rras. Aquí es donde se genera la mayor mano de obra y donde más daño social se causa cuando las políticas no son adecuadas.
En Bolívar, departamento criador por ex-celencia, los terneros del doble propósito (carne y leche), con cruces de razas lecheras europeas se venden a menor precio que los blancos cebuinos, y la exportación al Líbano le dio un buen precio a éste ganado menos-preciado injustamente en el mercado colom-biano. Eso afecta el bolsillo del productor y si a esto se le suman los malos precios de la le-che, resulta un cuadro ruinoso.
Las exportaciones de ganado procesado se acabaron hace dos años y hay un exceso de oferta de ganado pequeño que tiene precios de hace diez años, por lo tanto los criadores necesitamos encontrarle mercado inmediata-mente a nuestro inflado inventario. No bas-tan promesas a futuro sobre supuestas expor-taciones que nunca llegan y que pueden que-brar a muchos ganaderos antes de que se con-creten en un futuro lejano. No es justo qui-tarnos el derecho de trabajar rentablemente, que se mantenga al pequeño ganadero en la miseria, ni que se antepongan los intereses de los frigoríficos por encima de los de los gana-deros. El día que el doctor Lafaurie se ponga la camiseta de los ganaderos y se quite la de los frigoríficos, esta actividad comenzará a encontrar el lugar destacado que merece. La prohibición llega en un momento especial-mente difícil, después del invierno desborda-do que quebró a miles de ganaderos. No veo otra salida para disparar el ciclo de retención, a que el criador comience a vender sus terne-ros a un precio rentable que cubra los costos elevados de los insumos. Solamente así se es-timula la producción y no a punta de decre-tos prohibiendo el sacrificio de hembras, ina-plicables e inocuos, que solo sirven para dis-parar la corrupción. O la prohibición de ex-portar ganado en pie, que le sirve apenas a los frigoríficos, enriqueciendo a unos pocos y arruinando a los criadores, causando así un daño social inmenso.

*Rotaremos este espacio entre distintos co-lumnistas para dar cabida a una mayor varie-dad de opiniones.

olafo@delcastillo.net

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