Columna


Habemus gobernador

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

07 de noviembre de 2010 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

07 de noviembre de 2010 12:00 AM

Tenemos gobernador en propiedad y ha sido vehemente y terminante en sus declaraciones públicas. Se le observa, a chorros, la buena voluntad inicial que nunca escasea en los gobernantes que estrenan bastón, escoba y silla de madera noble. Aspiramos sus gobernados a que, sobre la marcha andando, no se le reduzca ese potencial en los momentos en que le toque tomar decisiones con las cuales haya de escoger entre los intereses del cenáculo que lo guía y la preservación de su pellejo. El doctor Bernal fue elegido con el respaldo unitario de su partido, del PIN y de fuertes sectores del liberalismo y el conservatismo, pero en medio de un inmenso vacío de credibilidad. Así es el juego democrático y para eso son las justas electorales. Tendrá que enfrentarse a la fugitiva brevedad de un mandato de escasos catorce meses para remendar las finanzas departamentales y conjurar la gravedad de una crisis administrativa que viene de atrás. De su prudencia dependerá que el tablero no se le descuadre. Vista a través de esa lente, la política que se mueva en torno de la integración y funcionamiento de un gobierno seccional es indispensable para que los planes de quien lo presida no soporten palos en la rueda. No obstante, la política, hoy, cambió de estilo y de objetivos. Su dinámica rebasa los límites y principios que antes, por regla general, se respetaban. Hoy la excepción de antes es la regla general y sobre esa base los patrocinadores –políticos y contratistas– presionan a los gobernadores con los ojos fijos en la bolsa de las inversiones en infraestructura, educación, salud y agua potable. Por las referencias que tengo del doctor Bernal como persona descarto extravíos que puedan empañar su imagen. Sin embargo, no descarte él, confiado en que los demás conocen sus atributos, propuestas obscenas de todo el que se sienta con derecho a cobrar, de mala manera, los esfuerzos y gastos que exige una elección. Será la oportunidad que se nos brinda a los bolivarenses de comprobar con cuánto coraje y ascendiente sobre su cauda cuenta nuestro personero en el Gobierno. No es conveniente, entonces, sacar conclusiones prematuras sobre el plan de vuelo del gobernador Bernal, y menos a sabiendas de que la sensibilización de cualquier colombiano contra los políticos y los contratistas las validaría, tanto más cuanto más irresponsables sean los reparos que contengan. Todo ciudadano armado de un encargo popular requiere un margen de prueba para que sus actos se juzguen con imparcialidad, pues hay que creer en que aun con auxiliares de malos padrinos en los altos cargos un jefe de gobierno con control sobre su equipo impone su criterio y su ética. La malicia para detectar las segundas intenciones de la gente es inseparable de la responsabilidad de administrar una cueva de vidrios rotos con visos de patíbulo como la Gobernación de Bolívar. Para asumirla y ejercerla hay normas, derroteros universales y valores subjetivos que trazan el camino. Quienes por azares del destino orientamos opinión, y hemos sido adversarios merecidos de gobiernos nacionales, departamentales, distritales y municipales malos, no nos negaríamos a reconocerle sus logros a una gestión gubernativa acertada y diáfana. Ojalá que sea esto último lo que el nuevo gobernador quiere. *Columnista y profesor universitario carvibus@yahoo.es

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS