Columna


Identidad desvanecida

ALBERTO ABELLO VIVES

09 de abril de 2011 12:00 AM

ALBERTO ABELLO VIVES

09 de abril de 2011 12:00 AM

Momento 1: Al pasar un transeúnte por la acera de la Universidad de Cartagena observó el desmonte del cerramiento a la restauración de la vieja casona de al frente. Pidió permiso para ingresar y luego de conocerla por dentro supo del valor del predio y del costo alto de la nueva obra. Aún no había un solo mueble y la inversión lo asustó. ¿Por qué tanta inversión para que los propietarios vengan pocos días al año? –preguntó al profesional que lo atendió con cortesía. “Es que pronto toda esta zona va a cambiar, ya tenemos planes para hacer un hotel donde está la institución de al frente”-respondió quien autorizó la visita.Momento 2: Un artista destacado y estudiante de un programa de educación superior narraba frente a sus compañeros de clase, hace dos años, cómo cuando era niño su padre los subía los domingos al automóvil que entre semana prestaba servicio público para llevarlos de su casa en un barrio alejado de la ciudad a Cartagena.
Momento 3: Un gobernante (empresario) propone vender el Palacio de la Proclamación para construir allí un hotel a pesar de faltar poco tiempo para la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de la ciudad heroica. A los pocos días, luego del rechazo a la idea, un profesional de la construcción lamenta –en entrevista a una revista de entretenimiento- los obstáculos legales para hacer más negocios en el Centro Histórico y proponía liberar la reglamentación.
Momento 4: Los estudiantes de la universidad pública, en acto de resistencia, defienden la pequeña placita que lleva su nombre ante el interés de una empresa comercial de ocuparla, recordando con su acto a don Antenor Barboza, quien siendo presidente de los egresados se llenó de entusiasmo y cambió –con apoyo de la viejas Empresas Públicas y la Escuela Taller- un atestado parqueadero de motocicletas por un espacio público amable para los jóvenes y los habitantes de la ciudad.
Momento 5: Aquel viejo transeúnte lee la columna de opinión del abogado Villalba Bustillo publicada por El Universal el pasado domingo en la que expresa su preocupación por la posibilidad de que sean vendidos pronto los claustros coloniales y republicanos de la Universidad de Cartagena a raíz del comentario de un miembro de su Consejo Superior.
Momento 6: Luego de leer el periódico, el mismo transeúnte toma un automóvil de servicio público y pide: “Lléveme por favor a la Calle de la Universidad”. “¿De cuál universidad, si hay tantas”? –le responde el jovencito conductor.
Las identidades con los espacios nacen y mueren. Se adoptan, se asumen. Se asfixian, se ahogan, se resisten. Como resiste la última familia, de cuarenta y dos, que aún vive en la Calle don Sancho. Pero cada vez son menos los habitantes que se identifican con este Centro Histórico de Cartagena codiciado en cambio por el mundo entero. Unos lo abandonaron décadas atrás; otros, muchos, nunca han llegado a él a pesar de vivir en la ciudad.
El día que desaparezcan las instituciones que le dieron vida a esta ciudad que conmemora doscientos años de independencia de la ocupación española sólo faltará cerrar nuevamente la muralla para cobrar por la entrada al más fastuoso de los parques temáticos del Caribe.

*Profesor universitario

albertoabellovives@gmail.com

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