Columna


Ilusión de fin de año

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

30 de diciembre de 2011 12:00 AM

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

30 de diciembre de 2011 12:00 AM

Al presentar el balance de su gestión como gobernador, Jorge Barraza Farak admitió que apenas cumplió con el 63% de los cometidos a los que se obligó cuando postuló su nombre para que lo eligiéramos. Aunque las cifras oficiales despiertan sospechas porque suelen distorsionarse para ocultar carencias y desaciertos en los procederes y simular bienestar y transparencia en donde no los hay, ahora, sin que sea menester cuestionar su veracidad, las que suministra el mismo mandatario dan las claves para precisar la distancia que hay entre el éxito y su fracaso, y, entre su improvisación y la planificación que no aplicó.
A pesar de la pobreza de los resultados, el gobernador mostró satisfacción y conformidad con lo que realizó. Ni siquiera intentó exculparse. Al fin, siente que hizo lo que pudo y que su actuar para nada incidió en el atraso en que todavía nos mantenemos, ni en la perpetuación de las prácticas con que aguanta el progreso. Esa es la constante que identificó a los últimos gobernadores de Sucre. Por ello es que los servicios que presta directamente o a través de los establecimientos que pertenecen a su estructura no superan la media de calidad que se conoce en el país. 
La red de hospitales, por citar una situación, está al borde del colapso. Sus directores lo atribuyen al atraso con que reciben los dineros que corresponden a la atención que prestan. Sin embargo, los analistas sostienen que si bien la inoportunidad de los pagos incide en la desmejora del servicio, en la crisis del sector salud también influye la preferencia que se tiene por vincular personal que no se requiere o de remodelar cuando no hay urgencia en ello, en detrimento de adquirir equipos e insumos para facilitar la labor de los médicos y aliviar las cargas de los pacientes.
La educación es otra de las actividades en que presentamos déficit, no sólo en cobertura, sino en calidad. En efecto, la que se imparte dista de garantizar que contaremos con investigadores o emprendedores que asuman la explotación de los potenciales que este territorio ofrece. En las universidades y colegios los docentes carecen de apoyos para acceder a postgrados y a los estudiantes les castraron la ambición por saber, de modo que quienes se esfuerzan son pocos y lo hacen por gusto propio, todo porque no hay un propósito del colectivo para averiguar las causas de los fenómenos que se producen en la sociedad o que dimanan de la naturaleza, ni tampoco determinar el origen del movimiento de los mecanismos que nos confortan, como si todo brotara por espontaneidad y estuviéremos destinados a sus beneficios o condenados a sufrir sus consecuencias.
Avanzar no es sólo construir edificios, pavimentar vías o poner diques para que las aguas de los ríos no aneguen las tierras bajas. Requerimos además modificar la perspectiva del gobierno, empezando por incluir a toda la población en el logro de un objetivo: participar de la prosperidad que pregonan el Presidente y sus ministros. Para cumplir la meta se debe abandonar la com-placencia con el conformismo y la resignación. Solo volviendo al rigor que desemboca en la excelencia podríamos referirnos a los cambios que lleven a Sucre a la prosperidad y a la civilidad.
Ojalá que esta ilusión de fin de año encuentre un líder en el nuevo mandatario.
*Abogado y profesor universitario.
noelatierra@hotmail.com

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