Lo conocí cuando yo era un mozalbete universitario en 1968 en la querida Universidad de Cartagena. Allí descubrí que había compañeros que no tenían con que desayunar y esos estudiantes se alimentaban subsidiariamente con la cultura cinematográfica, teatral y literaria. Desde ese entonces estaba Jaime con su discurso político y teatral, su palabra vehemente pero serena y su tenaz trabajo cultural en esas artes.
Era un hombre sencillo, jamás le noté una mínima actitud de prepotencia en sus intervenciones como director del Teatro Estudio Popular de la Universidad de Cartagena (TEPUC) y después simplemente TEUC. Conjuntamente con la generación conformada por Alberto Llerena, Fernando Herazo, Régulo Ahumada, Manuel Enrique Pachón, Judith Porto de González, Carlos Ramírez, Eparquio Vega, Alberto Sierra, Carlos Alíes y José Ramón Mercado entre otros, influyeron positivamente en el desarrollo de la conciencia política, el amor al arte y a la literatura en las nuevas generaciones de estudiantes.
Confieso que para mí, actuar en el Teatro Heredia en la adaptación de Enrique Buenaventura de “Los Funerales de la mamá grande” y en otras obras, me marcaron para siempre como un amante del arte en todas sus manifestaciones.
El Mimo Díaz, como actor, director y escritor fue ante todo un buen ser humano quien decía lo que pensaba y pensaba lo que decía como los viejos sabios griegos. Él dejó la impronta del arte en los corazones de los jóvenes.
Era un abogado dedicado a la cátedra en la UDC y en la Escuela de Bellas Artes de Cartagena. Actuó en un sinnúmero de obras y dirigió el TEUC de manera acertada y convincente. Escribió las obras de teatro “Un caballo en la alcoba”, “Lunes de zapatero”, “Cuero Curtido de gato” y los ensayos “Reseña histórica del teatro latinoamericano con énfasis en Colombia (1981), “Historia del teatro en Cartagena” (2002) y la monumental obra “Panorama del arte escénico en el Caribe y Centroamérica” (2009), un extenso libro histórico de 452 páginas publicado por la UDC. Con éstas publicaciones demostró su tenacidad en la investigación y su pasión por el teatro que fue el norte de su existencia.
Fue miembro fundador de la Asociación de Escritores de la Costa dirigida por el tenaz y buen escritor Joce Daniel. La verdad es que Jaime nos hará mucha falta y su desaparición física – recuerdo que nos encontrábamos caminando tranquilos por las calles del centro amurallado y de estacionarnos en una esquina a conversar nimiedades o cosas esenciales o sentados en el hoy desaparecido Bar Sucre en las inmediaciones de la Universidad, en donde al calor de unos tragos conversábamos lo divino y humano siempre fiel a la actividad de intelectual incansable y especialmente con la trasparencia de su alma noble – es una pérdida irreparable para el mundo de las artes de Cartagena.
A mi compañera de estudio en la facultad de derecho de la UDC, Vida Rocío Sabbagh, su esposa, a sus hijos Tania, Jaime e Iván, les envío este abrazo de condolencia humana e intelectual, por el fallecimiento inesperado de mi buen amigo y hermano en el corazón porque ambos fuimos operados casi para la misma época y eso formaba parte de nuestros diálogos como caminantes del centro histórico de nuestra entrañable ciudad.
*Abogado y escritor
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