Columna


Jaime Fandiño, la epilepsia y la academia

DARÍO MORÓN DÍAZ

14 de julio de 2012 12:00 AM

DARÍO MORÓN DÍAZ

14 de julio de 2012 12:00 AM

Él inició hace 40 años esa obra y con el paso del tiempo ha logrado un centro hospitalario moderno, de un nivel científico digno de ser  mostrado ante propios y extraños.
Fandiño, a la manera de un cicerone, nos condujo por las secciones de su centro noso-comial, en el cual no se sabe qué admirar más, si el orden de los servicios: emergencia, consulta externa, laboratorios, centro de in-vestigación, cuidados intensivos, salas para ci-rugía del más alto nivel o el ambiente de bie-nestar que experimentan los pacientes con una atención médica humanizada.
El centro médico de Jaime Fandiño pro-dujo, en el grupo, una impresión favorable, por su organización y por lo moderno de su estructura física. Lo cual motiva a la re-flexión: es una obra producto del convenci-miento de que la profesión y los médicos tra-ten a los enfermos, para aliviarlos o curarlos. Y compararla con la atención médica y proli-feración de intermediarios que surgieron de la Ley 100 en el país. Mercaderes que soslaya-ron el juramento hipocrático y se convirtie-ron en los artífices de la corrupción, apro-piándose de los dineros destinados a la salud.
Al centro acuden pacientes afectados por enfermedades neurológicas, entre ellas la epi-lepsia e inclusive con tumores metastasicos, los cuales son atendidos en un ambiente apropiado. Existe una guardería para los hijos de trabajadores que aún laboran diariamente, los cuidan hasta el regreso de sus padres. Zo-nas de rehabilitación física a los pacientes que requieran de ese servicio en razón a su pato-logía, jardines de esparcimiento destinados a las madres que deben alimentar a sus hijos pequeños. Y así en ese inimaginable hogar, y no hospital, de Jaime Fandiño, el manejo médico es ético y oportuno.
El complemento es la tecnología moder-na: equipos de resonancia, aceleradores linea-les para radiocirugía esterotaxica, que supera la necesidad de abrir el cráneo. Todo ello ba-jo la supervisión de neurocirujanos, neurólo-gos, radioterapeutas, radiofisicos, neurofisió-logos y densitometristas para mayor beneficio y seguridad del paciente.
De otro lado el médico Jaime Fandiño li-dera el control de la epilepsia en Colombia. Su esquema para erradicar la cisticercosis y las campañas para controlar la Tenia, el parásito determinante, son de sobra conocidos, apro-bados y aceptados en el país. Campañas que van encaminadas a que los colombianos in-cluyendo a los de los estratos más deprimidos obtengan la salud tantas veces negada. Fandi-ño impulsó la Ley 1414 de compromiso del Estado con la Epilepsia. Ley que logró hacer realidad después de una batalla desigual. Fi-nalmente avalada por la Corte Constitucional y firmada por el Presidente Juan Manuel San-tos. ¡Ley que fue objetada por su antecesor!
Los académicos salimos convencidos de que esta obra moderna y de alto nivel cientí-fico del médico Jaime Fandiño es un impor-tante jalón para la práctica de una medicina científica, más humana y más accesible a los enfermos de Colombia.

*Exdirector de El Universal. Académico de Medicina e Historia.

dmorond@gmail.com

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