No se puede ocultar que las rectificaciones tras los comentarios del vicepresidente son señal de la irritación que ellos causan a quie-nes integran la cúpula del Gobierno. Es que él perora a toda hora y en todo lugar sin repa-rar en que su discurso concuerde o contradiga un lineamiento del Presidente o de algún mi-nistro. Todo esto deja la impresión de ser Angelino un actor en el que el director y el resto del elenco perdieron la confianza, no sólo porque se aparta del libreto, sino porque, amparado en su pertenencia a la compañía, protagoniza por fuera funciones que le per-miten lucirse a él, pero que opacan a sus compañeros.
Hasta ahora prevalece la creencia de que es por despiste que Angelino se equivoca y que esos errores no denotan ambigüedades en la cúpula, ni afectan la armonía y cohesión que se empeña en mostrar el Gobierno. Por eso el Presidente ha actuado con mesura frente a las discrepancias que se han presenta-do entre el vicepresidente y algunos Minis-tros. No obstante han comenzado a oírse vo-ces que indican que detrás de los desacuerdos medra el interés del vicepresidente por impo-ner criterios para consolidar la organización política con sede en el Valle y que, tras bam-balinas, dirige, de modo que no debe extra-ñarnos que exteriorice sus disensos con las posiciones de otros funcionarios cuando ellas contrarían sus propósitos.
Independientemente de que ocurra lo uno o lo otro y de que uno comparta o denueste del programa de gobierno de Santos, lo cierto es que la secuencia de enfrentamientos obliga a solicitar la intervención del Presidente para que le exija al Vicepresidente que cese en pronunciarse en contra de los postulados y políticas que se vienen definiendo dentro de un marco de concordia y con la finalidad no solo a acentuar la legalidad como conducta a la que no se puede renunciar, sino, también, por el ánimo de consolidar unos proyectos que se definieron por consenso y a los que deben adherir sin condiciones quienes con-forman la cúpula del Gobierno.
No faltará quien interprete como indisci-plina en la cumbre la reiteración de enmien-das por la aparición de incoherencias sobre las estrategias que se aplicarán para resolver los problemas de la cotidianidad. Además se co-rre el riego de que le atribuyan a esas con-ductas los efectos del detonante que resque-brajará la tranquilidad que recobró el país luego de percatarse de que Juan Manuel Santos solucionaría los problemas no a partir de la imposición de su voluntad con desco-nocimiento de la institucionalidad, como antaño ocurrió, sino construyendo credibili-dad en un equipo en donde se analiza en conjunto para concertar las soluciones.
A quien le interesa preservar la uniformi-dad de criterio entre los miembros del gabi-nete, como elemento que indique la consoli-dación de unidad y concordia en el gobierno, es al Presidente, sobre todo ahora que se ha advertido que los que torpedean y contradi-cen su gestión son las personas que lo apoya-ron en su aspiración y hoy se sienten defrau-dadas porque hubo una ruptura que impidió la continuidad en el estilo de imposición y pendencia que descalificaba y estigmatizaba a los que contradecían. En ese propósito la cautela y el compromiso del vicepresidente resultan esenciales. Angelino, que lo sabe, de-bería actuar en consecuencia.
*Abogado y profesor universitario.
noelatierra@hotmail.com
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