Columna


La cabra expiatoria

RODOLFO DE LA VEGA

10 de marzo de 2012 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

10 de marzo de 2012 12:00 AM

Una tempestad en un vaso de agua se ha producido en Cartagena con gran repercusión en la prensa nacional por la utilización de un modelo que representaba un esclavo en un stand de la Corporación de Turismo de Cartagena de Indias. Y digo que es una tempestad en un vaso de agua, porque la intención de quienes diseñaron el modelo, en forma alguna, fue enaltecer la esclavitud, práctica abolida desde hace muchos años en nuestro país.
Pero, en vista de la importancia que se le ha dado al asunto, había que señalar una víctima propiciatoria, alguien en quien descargar la culpa, para así otro u otros poder lavarse las manos como Pilatos. No es la primera vez que esto ocurre, ni será la última. Recuerdo un lamentable caso que ocurrió cuando en plena celebración del 11 de noviembre, con todas las delegaciones de los departamentos aquí para el Concurso Nacional de la Belleza, hubo un daño en la tubería que trae el agua del Canal del Dique. Las Empresas Públicas Municipales no estaban preparadas para tal eventualidad, su Junta Directiva destituyó al Gerente que muy recientemente se había posesionado del cargo. Ese gerente a duras penas estaba enterándose de los problemas de las Empresas Públicas. Fue el “chivo expiatorio”, y los miembros de la Junta se lavaron las manos con el agua del acueducto que estaba nuevamente en servicio.
Cuando el Gobierno Nacional construyó la cárcel de “La Catedral”, de alta seguridad, para recluir a Pablo Escobar y sus inmediatos colaboradores, se comentó en la prensa extranjera que “La Catedral” era un alojamiento de cinco estrellas. El Gobierno Nacional rechazó enérgicamente tal afirmación. Pasados unos meses, cuando las autoridades trataron de tomar el control, los reclusos salieron tranquilamente. La cárcel no tenía ni siquiera una pared posterior o tapia. Adelantada la investigación, hallaron un chivo expiatorio, un viceministro costeño de apellido Mendoza.
¿Por qué decimos un “Chivo expiatorio”? Esta expresión tiene su origen entre los antiguos israelitas. Existía un ritual para el cual se utilizaban dos chivos. Al azar se elegía uno que era sacrificado por el sacerdote como ofrenda a Yaveh, el otro era cargado con todas la culpas del pueblo judío y entregado al demonio Azazel. Este último era llevado al desierto, lo insultaban y le daban pedradas. En el desierto lo abandonaban y era prohibido ayudarlo. Éste era el llamado “chivo expiatorio”.
Pero volviendo al caso del hombre disfrazado de esclavo, todas las culpas recayeron sobre Paola Mordecai Fernández, Directora de Promoción de Mercadeo de la Corporación de Turismo, quien se encontraba en los Estados Unidos en uso de sus funciones. Al llegar al aeropuerto de Bogotá se enteró de que había sido destituida. Insisto en que hubo un mal entendido en este asunto y que ni Paola, ni otros funcionarios trataron de enaltecer la esclavitud. Pero pienso que, por lo menos, se ha debido esperar la llegada al país de Paola y haber escuchado sus descargos. Creo que ella fue convertida en la “cabra expiatoria”, y aunque se siente lesionada moralmente, por fortuna, aquí a la “cabra expiatoria” no le tiran piedras.
 
*Asesor Portuario
 
fhurtado@sprc.com.co

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