Columna


La ciudad inconclusa

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

26 de diciembre de 2010 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

26 de diciembre de 2010 12:00 AM

El fiasco del Emisario submarino, un proyecto que después de varios años de trabajo se frustró por una complicada conjunción de imprevisiones, es un ejemplo más del despelote en que vive Cartagena.
Parece una “maldición” pero aquí en Cartagena la mayoría de los grandes proyectos de obras públicas se quedan inconclusos. Una breve relación lo comprueba.
Hace 25 años se inició con bombos y platillos el proyecto del dragado de los caños y lagunas, en el cual se gastaron miles de millones y sólo se limpiaron a medias unos pocos caños.
En 1960, los escenarios que se proyectaron a propósito de los VIII Juegos Atléticos Nacionales (1960), quedaron inconclusos, lo cual fue una vergüenza para la ciudad, ya que las competencias tuvieron que hacerse en instalaciones deportivas improvisadas.
Otras obras que quedaron a mitad de camino fueron; el parque del Espíritu del Manglar; la Vía Perimetral, que debía comunicar el Barrio San Francisco con la vía del mar, pasando por Tierra Baja; la central de abastos; y la vía de Barú, y parece que el proyecto de Transcaribe también quedará con el fatídico “a medias”, según una noticia publicada por El Tiempo del 20 de diciembre, un campanazo de alerta. El proyecto, según esta información, lleva un retraso de tres años y sólo tiene 70% de ejecución, con el agravante de que los tramos más problemáticos, como los de Bazurto, Chambacú y Pie de la Popa, están crudos.
La nota dice, además, que el ministro de Transporte afirmó que si no se cumplen los compromisos, la Nación suspenderá los giros de recursos para este tipo de proyectos a los entes territoriales. De cumplirse esta amenaza, esta obra, tan importante para la ciudad, también quedaría a medias.
Sería desolador para Cartagena que después de tantos esfuerzos de varios alcaldes para concretar este proyecto y de tantas incomodidades que hemos padecido los cartageneros, las vías de Transcaribe sólo sirvan para que rueden los cochambrosos buses actuales.
Por último, el invierno feroz de este año le quitó a Cartagena el maquillaje y la ha mostrado en toda la majestad de sus falencias, es decir como una ciudad colapsada, fruto a su vez del efecto deletéreo de ser los campeones nacionales en proyectos que quedan a medias.
En 2033, cumple la ciudad cinco siglos de fundada. Para esa época ¿habremos salido del laberinto de frustraciones recurrentes que tanto nos agobia y seremos una ciudad más funcional? Creo, con optimismo delirante que, para obtener esta meta será necesaria una seguidilla de alcaldes que no traten de embaucarnos con eslóganes engañosos y que no sean patrocinados por los mismos truchimanes que han medrado gracias al saqueo del erario.
Por eso pienso, a riesgo de parecer sentencioso, que los candidatos a la Alcaldía en las elecciones del 2011 deberían proponernos un proyecto de ciudad que sea convincente y de largo aliento, porque los cartageneros estamos desesperados y atónitos al ver que la ciudad parece un barrilete sin cola, por sus obras inconclusas.
Mientras se da el milagro de que esta ciudad mejore, a quienes padecemos la desmesura de su desbarajuste sólo nos queda refugiarnos en la lectura y la oración para sobrellevar el desastre que nos rodea.

*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.

menrodster@gmail.com
 

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