Columna


La clave es el control

NETTY CONSUELO HUERTAS C.

09 de junio de 2011 12:00 AM

NETTY CONSUELO HUERTAS C.

09 de junio de 2011 12:00 AM

Para muchos de nosotros la frase de  Winston Churchill es cierta: “El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse”. Pero la inquietud que surge es: ¿eso querría decir que las organizaciones sólo aprenden de los fracasos? La historia empresarial nos devela múltiples crónicas de empresas que alguna vez dominaron en el mercado y luego decayeron. Hay varias razones que pueden acompañar este cambio negativo, pero quizás la principal es que el éxito puede venirse abajo si la organización no aprende del proceso.
Aprender de los fracasos es una habilidad que no sólo las organizaciones, sino también los individuos, fácilmente utilizamos, pues es cuestión de supervivencia: entendemos y nos adaptamos o de lo contrario, morimos. Pero aprender de las victorias es un desafío que debemos afrontar.    
El tener experiencias que dejen ver que estamos en el camino correcto, bien sea porque crecen las ventas, incrementan las utilidades, mejora el posicionamiento en el mercado, o la liquidez en el corto plazo, puede llevar a pensar que todo lo hacemos bien, aumentando nuestra confianza, llevándonos a tomar decisiones cada vez más arriesgadas, sin mayores análisis y pensando únicamente en escenarios de futuro optimistas. Recordemos que así es como ocurren la mayoría de las crisis económicas, por ejemplo, el precio de la vivienda se incrementa a valores insospechados a causa de un exceso de demanda, pues el mercado tiene altas expectativas, el sector de la construcción jalona toda la economía, y no obstante, al final la situación es tan insostenible que la burbuja explota.
Por el contrario, cuando nos enfrentamos a la derrota, el proceso habitual será examinar las razones de ello y seguramente al entenderlas aprenderemos y tomaremos los correctivos necesarios, sin embargo el éxito -con cualquiera de los indicadores que se utilicen para medir- se convierte en el convencimiento de que la planeación estratégica y las acciones de la compañía que conducen al logro de la meta se están ejecutando de manera correcta, y pocos son los estudios que hacemos para entender cuáles fueron las razones internas o externas que influyeron en nuestros buenos resultados.
En ocasiones el éxito no se debe a la gestión interna de la organización, sino a razones externas de crecimiento del mercado, pocos competidores o un mercado protegido, pero como no controlamos y no indagamos el porqué de los resultados favorables, podemos caer en la trampa de pensar que estamos en el camino correcto. 
En conclusión, se puede aprender tanto de las experiencias exitosas como de las que se consideran fracasos. La clave está en el último paso del proceso administrativo, el control: pregúntese siempre cuáles fueron los resultados, cómo se lograron, qué se hizo bien, qué se hizo mal y haga los ajustes necesarios. Algunas organizaciones cumplen juiciosamente con el diseño de la planeación estratégica. La adaptación de la estructura organizacional a la estrategia tiene líderes que motivan y hacen que su equipo presente resultados, pero se olvidan, especialmente cuando consiguen los triunfos, del control. Es precisamente en este descuido cuando se desmoronan.

 

*Docente Universidad Tecnológica de Bolívar

 

nhuertas@unitecnologica.edu.co

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