Columna


La crisis de octubre de 1962

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

04 de noviembre de 2012 12:00 AM

CARLOS GUSTAVO MÉNDEZ

04 de noviembre de 2012 12:00 AM

Hace 50 años, el 28 de octubre de 1962, Nikita Khrushchev, líder de la Unión Soviética ordenó desmantelar los misiles que emplazó esa nación en Cuba.  sí terminó la denominada “Crisis de octubre”, la única en la cual el mundo estuvo a un paso del holocausto nuclear. La crisis se inició a comienzos de 1962, cuando los rusos le dijeron a Castro que el gobierno norteamericano tenía planes de invadir a Cuba y le ofrecieron como defensa instalar cohetes con ojivas atómicas, además de varios aviones de combate, lo cual Castro aceptó.
En agosto de 1962 la CIA detectó los cohetes y se lo informó al presidente John F. Kennedy (JFK), quien no lo creyó. El 9 de octubre, las pruebas de la CIA eran tan abrumadoras que, JFK ordenó que varios aviones espías (U-2) sobrevolaran la isla para corroborar los informes de inteligencia. El 14 de octubre, la información de los U2 reconfirmó la peligrosa presencia de cohetes nucleares en Cuba, a sólo 90 millas de los Estados Unidos.
Este acto osado de los rusos militó para que JFK reuniera a sus asesores y a los militares de más alto rango. Se dividieron en dos bandos, uno que era partidario de bombardear las instalaciones de los misiles, invadir la isla y tumbar a Castro, y si la Unión Soviética protestaba, destruirla con armas atómicas; y otro más sosegado que recomendaba un bloqueo naval a Cuba, para que los rusos tuvieran una salida honrosa y evitar el holocausto nuclear.
El 22 de octubre, J.F.K escogió el bloqueo naval y en paralelo decretó la máxima alerta en las fuerzas armadas y ordenó que 579 aviones, cien mil soldados y 40.000 marines estuvieran listos para una invasión. También dispuso que los mísiles americanos con cabezas atómicas estuvieran preparados.
El mundo contuvo el aliento porque el planeta podía desaparecer tras esta confrontación que conduciría inexorablemente al holocausto nuclear, ya que mientras varios barcos rusos se dirigían hacia Cuba con más material militar, los Estados Unidos estaban firmes en su decisión de que si una nave de la URSS no se detenía para requisarle el armamento, sería hundida. Como los soviéticos no se iban a cruzar de brazos, atacarían a Estados Unidos y el mundo hubiera explotado en mil pedazos.
Gracias a Dios que Khrushchev, a última hora, ordenó que los buques se devolvieran. Pero en el ínterin, hubo un incidente que casi desencadena una tragedia. El 26 de octubre, un avión espía estadounidense fue derribado y murió el piloto Rudolf Anderson. Carlos Franqui aseguró en una de sus obras que fue Fidel quien, en un descuido de un oficial soviético, hundió el botón que disparó el proyectil. No obstante, el día 28, JFK y Khruschev pactaron la retirada de los cohetes, a cambio de la promesa de que EE UU no invadiría nunca a Cuba y que retiraría los cohetes que USA tenía en Turquía. El epílogo fue chistoso. Según Franqui,  Fidel, rabioso porque Khruschev no le había consultado el retiro de los mísiles, lideró una manifestación frente a la embajada rusa en la Habana en la cual gritaban: “Nikita, mariquita, lo que se da no se quita”.

*Directivo universitario. Miembro de la Academia de la Historia de Cartagena.

menrodster@gmail.com

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