Columna


La Cumbre y la droga

MIGUEL YANCES PEÑA

16 de abril de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

16 de abril de 2012 12:00 AM

El sólo tema de las drogas tiene la suficiente jerarquía para justificar la Cumbre; básicamente porque es un tema político, continental (mundial) y que impacta muy significativamente y en todos los aspectos, a la humanidad entera.
Los otros dos que han salido a la luz pública: (Cuba y las Malvinas) son de carácter local, y lo máximo que puede salir de la Cumbre es un comunicado que no forza a las partes: Inglaterra y Argentina, por un lado ¿por qué no dejar que los nativos de la isla lo decidan, igual que deben hacerlo los sanandresanos?. Y los EUA y Cuba por el otro (la decisión es unilateral).
En cambio la droga destruye vidas (familias enteras), desvía recursos públicos, corrompe a los gobiernos y a la sociedad, y alimenta una guerra y al terrorismo. No porque fumarse un cacho sean tan malo que provoque todo eso, si no porque las políticas que hemos aceptado implementar a cambio de unos pesos, para evitar que se lo fumen, son inadecuadas.
La corrupción no está en los genes de los colombianos, o de los latinos, si no que se genera alrededor de las condiciones económicas, los hechos, el ejemplo y las políticas públicas nacionales impuestas desde el exterior. Esas políticas son las que generan todo el daño y no la droga en si.
Claro que las drogas son malas, destruye vidas, dije antes, pero peor es lo que se hace para evitarlo, porque ya no afecta sólo a un individuo y a su familia, sino a todos. Y la decisión es política.
No se trata de legalizarla, despenalizarla o publicitar su consumo, ¡NO! Se trata de combatirla; erradicarla cambiando la estrategia, como la cambió Roma cuando no pudo mas seguir matando cristianos para defender el imperio.
Hay que entender qué este no es asunto de individuos, como se creyó con la cacería y muerte de Pablo Escobar, y de Cristo en su momento (pido excusas si lastima la comparación), si no de un fenómeno del que hay que conocer las leyes que lo hacen posible, y a partir de ese conocimiento (científico) empezar a elaborar políticas que conduzcan de manera acertada, y con el menor daño social posible, a la solución.
No será posible acabar la producción y exportación de la coca (la parte de la cadena de la que se culpa al país; la comercialización está en otras manos) mientras exista una demanda adictiva, pero se puede controlar de manera que su impacto social sea mínimo y focalizado.
Pero eso no saldrá de la cumbre (la columna la escribí antes del inicio de la misma). La propuesta de tratar el tema tiene más tufo de vanidad personal, que de interés genuino en buscar un cambio profundo en la estrategia, y una solución.
Claro que hubo otros temas, con certeza tratados y aprobados antes, a los cuales la Cumbre sólo le sirvió de parafernalia; y de telón, porque no fueron cubiertos por los medios: ellos se ocuparon del mundo Light, también los presidentes.
Y en ese mundo Light Cartagena ganó. El maquillaje que se le hizo a la ciudad le debió enseñar a sus gobernantes lo que se puede hacer en pocos días con tino, buen gusto y dinero; y a los cartageneros para sentirnos orgullosos de nuestra ciudad. Las imágenes de Cartagena que mostró la TV son bellas y de seguro pondrán la ciudad y el país en boca de muchos que querrán visitarnos, gastar unos dólares y traer inversión.

* Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe
movilyances@msn.com

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