Columna


La fama es un albur

LIDIA CORCIONE CRESCINI

15 de mayo de 2012 12:00 AM

LIDIA CORCIONE CRESCINI

15 de mayo de 2012 12:00 AM

Lo que más piedra me da es cómo enfocaron lo de las chicas ligeras o prostis, un énfasis majadero. Todos los medios escriben de lo mismo. Nimiedades. ¿A quién carajo le importa que los de seguridad de Obama se rumbearan a unas chicas? Por eso este país y nuestra ciudad se estancan en cosas irrelevantes. Ellas siguen paseando y seguirán haciéndolo. Mientras haya pobreza y necesidades, seguirán en su oficio y así no cambiará el problema de la imagen de una ciudad.
Suerte tiene ese término y esas chicas que han sido objeto de titulares en la prensa hablada y escrita, en la literatura y obras teatrales. “Memoria de mis putas tristes”, “La divina puta”, “Lástima que sea una puta”, “De chica quería ser puta”, “La puta de Babilonia” y ahora el cuento de “Las putas en la VI Cumbre de las Américas”. Da la impresión de que “puta” es un vocablo mágico que incita a la lectura y nos atrae al leerlo.
Sí, vale más una chica que no sabe leer ni escribir, es un decir popular, que el dolor de saber que un pueblo se arrastra en la pobreza. Seguramente las editoriales sacarán por estos días un libro, porque a todo quieren llamarle literatura.
Suerte tuvo la Lewinsky, cuando nos contó su relación íntima con Bill Clinton. A él se le vino el mundo encima y a ella se le apareció la Virgen María con todo el pesebre incluido. En menos de nada su fama revolcó al mundo y ella sacó su libro.
Ahora bien, mientras ellas continúan en su actividad, la ciudad se pasea en la basura, el caos, las pocas vías, la inseguridad, el relajo de no cumplir con todo lo prometido y los mismos con las mismas prometiendo cosas que nunca cumplen. Cartagena es un paraíso para los visitantes y para los que a diario transitamos. "Talanqueras y más talanqueras". Decisiones inconclusas o a dedo no son la mejor manera de gobernar.
Suerte tuvo nuestro alcalde, Campo Elías Terán, que a los pocos días de su elección se le vino encima la Cumbre y le permitió codearse con los altos del poder, maquillar a la ciudad, convertirla en Nirvana para algunos y mostrar la otra cara, mientras los trapos sucios se escondían en casa, rumiando hambre, desazón, miseria y desconsuelo, desempleo, falta de educación y oportunidades.
Hoy la ciudad sigue su curso sin rimbombancias. De nuevo los vendedores ambulantes, los loquitos sin seguridad social, los atracadores, los taxis colectivos, mototaxis, ruido, basura y jardines resecos, prevalecen. Hay un sabor amargo en los ciudadanos. No nos conformamos con ver a la ciudad con los hilos sueltos y desordenada.
Campo Elías, te respeto, sé que eres valioso y has aportado mucho a Cartagena a través de la radio. Tu labor fue muy buena como periodista. Como cartagenera te hago notar todas las cosas que persisten y a las cuales hay que ponerles atención, son por las que abogo.
Tienes suerte de ser nuestro Alcalde, y te pido que nos mires a todos los que estamos bajo tu gobierno como seres de luz que queremos brillar y ver a la ciudad iluminada con obras: “Hechos y no palabras”, como decía y hacía nuestro honorable amigo, Joaquín Franco Burgos.

*Escritora

licorcione@gmail.com

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