Columna


La importancia de ser feliz

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

22 de marzo de 2011 12:00 AM

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

22 de marzo de 2011 12:00 AM

Al igual que muchos lectores de El Universal, desconozco con precisión las razones de que motivaron la imprevista cesación de actividades para este medio, del empresario y columnista Jaime Alberto Restrepo, pero valoro su ingenioso y contundente argumento: “es mejor ser feliz que ser importante”.
La sorpresiva columna del domingo pasado en la que anunció su “paso a un lado” deja entrever una mezcla de agotamiento y desazón, como si intentara concluir que ha sentido “arar en el mar”, en algunas de las causas de ciudad que asumió como propias.
Consecuente con su talante, Jaime Alberto no se refugia en excusas diplomáticas; de manera valiente reconoce derrotas en sus motivaciones para escribir, y se enfrenta por anticipado a sus propias nostalgias, al admitir que no será fácil dejar de exponer sus pensamientos al “juicio implacable” de los lectores.
Quienes lo conocen saben que le será extremadamente difícil, porque su compromiso con la responsabilidad, la ética y la decencia alimentan su carácter. Su columna dominical era uno de los espacios en los que mejor desfogaba energías con profundas reflexiones, documentadas denuncias y acusaciones directas y sólidas.
Precisamente por esa independencia y el ejercicio diáfano de ciudadanía a través de la opinión, pagó también el precio infame de retaliaciones, amenazas, calumnias y persecuciones, que representan efectivamente la parte ingrata de éste oficio.
Pero si el columnista acusa el golpe de frustrado redentor y crucifixión asegurada, la verdadera derrota por esta salida la sufre la ciudad y en especial esa amplia franja de hombres y mujeres que se sienten representados en voces como las de Jaime Alberto cuando condena la corrupción, exige transparencia en el manejo de lo público, cuestiona el egoísmo de sus propios congéneres y promueve procesos de transformación.
Se trata de “una baja” sensible, que simboliza el desgaste que generan ciertas luchas sociales, hasta en los más apasionados líderes. Cada quien actúa conforme a sus propias angustias y por ello, aunque lamentable, es respetable su decisión y su impulso al relevo generacional.
No obstante, la edad, capacidad, dinamismo y personalidad de éste colega columnista no le permite clasificar aún para su jubilación mental, por lo que algunos quisiéramos pensar que se trate mas de un merecido y prolongado descanso, que una despedida definitiva.
A Jaime Alberto Restrepo Cartagena le reconoce su liderazgo empresarial y cívico, distanciado de la mezquindad y “medias tintas” que tradicionalmente ha caracterizado a buena parte del sector industrial local, su sentido de la Responsabilidad Social ha brillado con luz propia y su impronta refrenda varias conquistas colectivas y desafíos de ciudad.
Desde esta “trinchera” de opinión en la que algunas veces coincidimos y compartimos sueños y esperanzas, continuaré hasta donde sea posible, al igual que otros columnistas comprometidos y apasionados, siguiendo su ejemplo de responsabilidad y perseverancia en las causas de interés colectivo.
Siguiendo el sabio consejo de su abuelo, Jaime Alberto Restrepo en su última columna se propuso públicamente un nuevo reto, el cual conquistará con toda seguridad en el menor tiempo posible, porque ha hecho meritos para ello, y para seguir siendo importante y feliz.

germandanilo@hotmail.com

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