Columna


La lengua y sus normalidades anormales

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

09 de junio de 2011 12:00 AM

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

09 de junio de 2011 12:00 AM

Si se tiene en cuenta que la lengua se crece en su ambiente, no se refiere esto al medio en donde vive el chismoso o murmurador, sino, al agrandamiento pasivo que adopta de acuerdo a los cambios de espacio dentro de la boca.
Bajo situaciones normales la encontramos en posición media con relación a los dientes de abajo (de la mandíbula) y por eso, cuando sólo faltan algunos dientes, ella puede expandirse hacia el espacio creado y producir un aumento localizado que puede semejar una masa y cuando se han perdido todos los dientes inferiores y no se han remplazado, es posible que la lengua muestre agrandamiento generalizado, hasta el punto que no acepta las famosas chapas o cajas de dientes.
Hay otra variación normal que vemos con suma frecuencia y es la que responde a la lengua chupada, no por otra persona, sino, por el mismo paciente, lo que produce unas deformidades a los lados de la lengua que se adaptan perfectamente a la forma de los dientes y por lo general forman parte de hábitos, como apretar los dientes durante el día o rechinarlos por las noches y aun cuando son situaciones que no producen molestias , se relacionan con problemas dolorosos de la articulación de las mandíbulas.
Estoy seguro, que a los lenguapegá por el frenillo excesivamente corto, les gustaría más que le llamaran lengua anquilosada. En estas circunstancias, la punta de la lengua está fija en estrecha proximidad al piso de la boca o la porción lingual de la encía inferior y lógicamente, en esta situación, no es posible extender por completo la lengua.
Ahora bien, esto se puede volver problemático en los niños lactantes al recibir alimentación del seno materno y no afecta el habla aunque quienes la sufren les da pena hablar y truecan su problema físico por uno psicológico, con cambios en la personalidad y confiesan hablar poco en las reuniones y sólo afirmar o negar con la cabeza o con una sonrisa o mueca para no hacer el oso o el hazmerreír de los demás, menos mal que muchas veces  esta situación tiene arreglo seguro con cirugía liberadora, pero, después de ella si continúan los problemas de lenguaje tiene que abordarse a una terapista de este campo.
Otra variación normal que vemos con mucha frecuencia es la lengua fisurada que aunque es notoria en los pacientes con Síndrome de Down o mongólicos, como se les conoce generalmente, también, se ha observado en pacientes normales, los cuales no le prestan ninguna importancia a pesar de que cuando las fisuras son profundas los alimentos se quedan atrapados y actúan como sustrato para crecimiento de bacterias, lo que origina la halitosis, popularmente llamada aliento de dragón o boca hedionda en casos extremos.
No hay que calumniar la lengua como causante de males, más bien cuidémosla para que no nos cause males a nosotros mismos.

 

*Dermatólogo

 

a_gomezagamez@hotmail.com

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