Columna


La noticia que no quisiéramos leer

DANIEL CASTRO PEÑALOZA

11 de julio de 2012 12:00 AM

DANIEL CASTRO PEÑALOZA

11 de julio de 2012 12:00 AM

(Agencia Frank Press-o) En un hecho que todos esperaban en Locolombia, el Presidente sancionó la Ley de Reforma a la In-justicia que ofrece beneficios temporales y permanentes a los honorables miembros del preclaro Congreso de la República, a sus amigos, amiguitos y amigotes de la heredada “para-perra-política”.
El acto in-bochornoso, que cuenta con la aprobación del grueso de los colombianos que miran en el “legislativo” a un ente de alta credibilidad moral y espiritual, contempla aspectos importantes para la salvaguarda de la imagen de nuestros prístinos congresistas que, aunque no requieren de normativas para tal propósito –solo de contratos y componendas burocráticas-, se congraciaron con el gesto altruista en cabeza y fina nariz del “ejecutivo”.
A partir de la promulgación de esta anhelada ley –por fin, por fin…;-, los honorables “padres de la democracia” podrán hacer todo lo que se les antoje sin que corran riesgo sus vestiduras compradas un domingo de ron, sancocho y tráfico de votos.
De tal modo, y a sabiendas de que nunca ocurrirá -yo debo confiar en ellos, ¿verdad abuelita?-, nuestros senadores y representantes quedaron blindados -y sus vidrios polarizados- para matar y ordenar matar; secuestrar y ordenar secuestrar; hurtar y ordenar hurtar; prácticas éstas que, gracias a la ceguera del Sagrado Corazón de Simón “el Bobito”, no les acarrearían la pérdida de sus curules.
Un alto dignatario del gobierno, cuyo nombre omitimos por el alzhéimer de quien escribe, dijo que sin des-escrúpulo alguno cualquier miembro del máximo recinto de la democracia colombiana podrá conducir ebrio, espetar su credencial al rostro de algún policía impertinente –¡malnacido aguafiestas!- y marcharse tranquilo a casa para seguir la parranda “porque lo respaldan más de 50 mil votos”…; y eso vale en este país. Su ejemplo ya trascendió a algunos pueblos –a Turbaco, por ejemplo- donde el director del Tránsito local transitó ebrio hasta dar con el medidor de alcoholemia y una cámara de video en un retén de la Policía.
Agregó la fuente (¿o esto lo dijo mi abuelita?) que con la recién estrenada ley quedarán “en el aire”, como las casas de Escalona, unos mil 500 procesos in-justos contra congresistas, exparlamentarios y altos exfuncionarios públicos que venía estudiando la Corte Suprema de Justicia, un ente enemigo de la burocracia y de las vanas costumbres. “Estos procesos son no solo injustos, sino también in-debidos, in-creíbles, in-morales, h-injue#$%&/”, dijo en tono eufórico.
Mi abuelita, perdón, el alto dignatario señaló con el dedo índice de su mano ultra-derecha que en adelante, y quizá hacia atrás (“…;en forma retroactiva, mijito”. Gracias, abuelita), la Corte Suprema de Justicia no llevará más los casos contra congresistas. “Esto es muy importante, muy relevante, muy significante (“significativo, bruto funcionario público”. ¡Abuela, ya es hora de que pongas a cocinar el arroz! ¡Adiós!).
Finalmente, en el marco y ventana de la ceremonia de promulgación de la ley, una centena de “micos” festejó hasta el amanecer. Entre tanto, un ave con apariencia de buitre astuto y sagaz, lanzaba “trinos” a cada segundo…;

dacaspe@gmail.com

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