Columna


La nueva Cartagena

RICARDO VÉLEZ PAREJA

19 de septiembre de 2011 12:00 AM

RICARDO VÉLEZ PAREJA

19 de septiembre de 2011 12:00 AM

Recuerdo que hace cincuenta años, la ocurrencia de un crimen en la ciudad era algo insólito que merecía titulares gigantes de primera plana en el “Diario de la Costa” y “El Universal” los tradicionales diarios cartageneros. Nunca se me olvida el crimen pasional de la “Cochi” Peña, que dio de que hablar durante más de un año. La villa de Heredia, en aquel entonces, era famosa por la paz que se respiraba en el aire que nos daba vida y la seguridad ciudadana que trascendía nacional e internacionalmente. Eran tiempos gloriosos de paz y tranquilidad ciudadana.
Pasaron los años y la ciudad fue creciendo con el desplazamiento de mucha gente del interior que huían de la violencia de las guerrillas y paramilitares. De allí se explican los dos grandes barrios de invasión que eran “El Pozón” y el “Nelson Mandela”, hoy consolida-dos por contar con aceptables servicios públicos de acueducto, energía y alcantarillado, escuelas públicas gratuitas y hasta parques de aceptable nivel social.
Antes los servicios públicos los manejaban las empresas municipales oficiales del estado. Hoy los servicios de energía, agua, alcantarillado y recolección de basuras están en manos privadas. Ha habido mejoras sin lugar a dudas, pero últimamente están presentado fallas que han despertado preocupación ciudadana y esto debe ser un campanazo para que no bajen la guardia en la prestación de esos servi-cios.
El desplazamiento ha seguido porque el conflicto interno continúa y muchos ex paramilitares y ex guerrilleros alimentados por la avaricia de los narcotraficantes se han transformado en las Bacrin que conjuntamente con la guerrilla FARC-ELN, tienen al país y a Cartagena, en una ola insólita de in-seguridad. Ya los crímenes se presentan en la ciudad a diario y la ola de inseguridad ciudadana es impresionante.
La ciudad perdió su tranquilidad y hoy, presenta un desmadre de criminalidad alimentado también por el fenómeno del mototaxismo que es avasallante, arrollador y acaban de generar inexplicables e injustas protestas con vandálicos actos de violencia colectiva que dañaron hasta algunas estaciones del Transcaribe que ni siquiera ha entrado en funcionamiento.
Como cartagenero raizal, es mi deber denunciar y protestar por la terrible inseguridad que estamos viviendo. Se acabaron los tiempos en que podíamos vivir orgullosos de la tranquilidad ciudadana. La alarma tenemos que darla para que vuelva la paz a Cartagena. El alcalde que se vaya a elegir, debe tener como prioridad máxima esta grave zozobra en que vivimos los ciudadanos, adoptar sólidas políticas de seguridad ciudadana, de creación de empleos y controlar el problema del exceso de motocicletas que hay en la ciudad.
De modo que tomemos conciencia de esta realidad y que la decisión de elegir a un alcalde se haga a conciencia por aquel que le dé prioridad al grave tema de la seguridad ciudadana y que obviamente erradique la corrupción a nivel distrital, que a decir verdad, hay que reconocer que la alcaldesa Judith Pinedo deja la imagen de haber mejorado de manera sustancial este terrible flagelo que azota no sólo a Cartagena, sino que se despliega a todo lo ancho y largo de esta patria nuestra.

*Abogado y escritor

rivelpa@yahoo.com

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