Columna


La nueva fórmula

MIGUEL YANCES PEÑA

26 de marzo de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

26 de marzo de 2012 12:00 AM

Hace poco más de una década, los incrementos anuales en el precio de la gasolina desencadenaban toda una avalancha alcista en el precio de los demás bienes y servicios. En los contratos con el Estado, se acostumbraba colocar fórmulas que ataban el valor del mismo al precio siempre alcista del combustible.
No recuerdo en qué momento ni por qué razones esa interdependencia desapareció. Lo cierto es que el precio de la gasolina ya no tiene ese efecto perverso sobre “toda” la economía de la nación. ¿Sería la fórmula que finalmente ató su precio al que fija el mercado en la costa estadounidense del Golfo de México? Imposible, porque el precio se disparó con ella sin efecto alguno sobre la inflación.
La USO (y el suscrito desde esta columna) denunció –con justas razones- esa fórmula, que establecía el precio local igual al que lograba quien hiciera una importación desde el Golfo, incluyendo fletes, seguros y aranceles. ¿Qué se pretendía? Posiblemente motivar las inversiones en refinerías, en momentos en que se proyectaba el Plan Maestro de la de Ecopetrol en Cartagena. ¿Vale?
Como todo el sobreprecio que arrojaba la “famosa fórmula” no podía ser transferido al consumidor, so riesgo, ahí sí, de inflacionar toda la economía, el gobierno asumió una parte que luego llamó “subsidio a la demanda” (subsidio del gobierno a los consumidores, en lenguaje “falacial” o engaña tontos).
Desmontar ese “subsidio” fue tarea diaria del último gobierno, y para buenas, éste lo logró de un solo plumazo: corrigiendo la fórmula. Pero sin ningún efecto real sobre el precio, porque si analizamos bien, lo que desaparece es el subsidio que otorgaba el gobierno (no al consumidor, sino a las refinerías), y tal vez, la pequeña porción de él que habían logrado transferirnos con el desmonte progresivo.
Los costos que afectan el precio del combustible, además de la manipulación del mercado del crudo por parte de la OPEP (que determina el precio en el Golfo) y los que castigan a los diferentes actores (refinerías, productores de etanol, transportadores, entre otros), están las pérdidas, las utilidades que esos actores reclaman –no es un mercado de competencias- y los impuestos que el Estado recauda a través de la cadena de distribución (IVA, impuesto global y sobretasa), que suman casi el 30% del precio final al consumidor.
La nueva fórmula elimina los fletes, seguros y aranceles en que no incurre el productor local, y así desaparece el subsidio; cambiando el paradigma de pagar precios de importación, por el de pagar precio de exportación: el precio FOB que pagaría un importador ubicado en el extranjero. Igual que el que pagaría dicho importador en el Golfo. ¿Qué hay riesgos de desabastecimiento en caso de que la demanda internacional aumente? No, si el precio local sigue al internacional, y no hubiere presiones para atender este último. Pero por si los hubiere, se debe estimular la producción y consumo de sustitutos. Y vaya paradoja, el desabastecimiento y el alto precio de la gasolina es uno de esos estímulos.
¿Qué hay riesgos inflacionarios? Son menores a los que existían en la fórmula anterior, porque ésta limita las variaciones a +/- el 3% sobre el precio promedio ponderado de los últimos 6 meses.

*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe

movilyances@gmail.com

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