Columna


La olla de la Gobernación

JOHN JAIRO JUNIELES

05 de noviembre de 2011 12:00 AM

JOHN JAIRO JUNIELES

05 de noviembre de 2011 12:00 AM

Mi abuela acostumbraba decir que “para un hombre bueno que se levanta, siempre hay uno malo que no se va a dormir”. También pregonaba que “quien no cuida lo viejo no adquiere lo nuevo”. ¿A qué viene esto?
El programa de gobierno “A todos nos va bien”, liderado por Juan Carlos Gossaín, obtuvo la Gobernación de Bolívar, pero todos sabemos que en realidad Gossaín recibe un departamento empobrecido a extremos inocultables, una papa caliente que quema aunque se agarre con manilla de béisbol.
No son buenas las señales que lanza la administración de Alberto Bernal, que en el calendario administrativo ejercerá hasta el 31 de diciembre, pero en el calendario fiscal busca perpetuarse hasta por 30 años más, a través de multimillonarias licitaciones que están previstas o en curso de adjudicación, además de todo tipo de contrataciones que deben cesar para poder garantizar una gestión futura eficaz. Lo contrario sería irresponsable, además, violaría la obligación de cuidado de los recursos públicos.
El papel de los organismos de control (Contraloría, Procuraduría, Fiscalía) es fundamental en esta fase de empalme administrativo en la Gobernación de Bolívar, para garantizar que en estos últimos días de gobierno departamental, todos los procesos licitatorios y de asignación presupuestal sean sometidos a los análisis necesarios de pertinencia, relevancia, costo y utilidad, que permitan hacer un uso razonable de un presupuesto público, que conduzca a una nueva realidad regional que no sea la miseria y el marginamiento actual.
Las vigencias futuras son una figura que permite que un gobernante pueda comprometer recursos del presupuesto de otras vigencias fiscales. La sección Primera del Consejo de Estado emitió un fallo que busca frenar, ordenar y restringir las decisiones sobre las vigencias futuras. Por su parte, la Contraloría General de la República, reitera que “las vigencias futuras extraordinarias no están contempladas en la Ley Orgánica del Presupuesto hoy vigente en Colombia y que, por lo tanto, no pueden ser utilizadas como fuente de financiamiento hasta tanto el Congreso de la República, con el lleno de los requisitos constitucionales y legales, no proceda a introducirlas en dicha ley”, se precisa en uno de los apartes de la decisión.
Nuestra historia está llena de gobernantes que, en forma ilegal e irresponsable, agotan la capacidad de crédito público y limitan la posibilidad de gestión, porque dejan una olla con tantos hoyos que siempre estará vacía. El despilfarro se ha configurado como una característica invariable del sector público. La corrupción, por su parte, representa un problema que nace, se reproduce, pero no muere…; se transforma, se consolida y se sofistica. 
De las acciones de responsabilidad vigilante y preventiva que deben ejercer los órganos de control (Contraloría, Procuraduría, Fiscalía), en este proceso de empalme gubernamental, estarán atentas las redes de veeduría ciudadana, los medios de comunicación, y por supuesto toda la opinión pública ciudadana. “Quien a  tiempo no tapa la gotera, le toca tapar la casa entera”.

john.junieles@gmail.com

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