Columna


La picana eléctrica de Santos

AP

17 de noviembre de 2011 12:00 AM

CRISTO GARCÍA TAPIA

17 de noviembre de 2011 12:00 AM

Cuanto quiere y busca con su terrorífica propuesta Francisco Santos, ex vicepresidente de la República, es el regreso a la barbarie. A los tiempos de las dictaduras militares del Cono Sur, cuyo instrumento de tortura favorito era la picana eléctrica aplicada por los trogloditas de aquellos regímenes a quienes osaran disentir de ellos u oponerse a sus gobiernos.
Y la forma más efectiva e infalible de lograr el pavoroso objetivo de la “máquina de la verdad”, era aplicar sus descargas de forma directa sobre los genitales, dientes, mucosas y pezones del cuerpo de los hombres y mujeres que la dictadura clasificara como disidentes u opositores. Estudiantes, intelectuales, artistas, entre los más de aquellos.
Santos, que viene de un régimen caracterizado por su autoritarismo cerrero y a cuyo amparo prosperaron nuevas formas de terrorismo de Estado que desvirtuaron la naturaleza y función de este, no desperdicia oportunidad para instigar las que a su juicio son maneras de combatir la protesta social promovida por sectores de la sociedad colombiana. No importa que entrañen métodos reprobables y linden con la violación de derechos políticos garantizados en el ordenamiento jurídico de la nación.
Su invitación de acallar la protesta de los estudiantes universitarios por una educación superior gratuita y de calidad a punta de descargas eléctricas, es la más monstruosa de cuantas en la historia de las confrontaciones ideológicas y políticas hayan convocado las distintas clases que en el seno de la sociedad colombiana tienen representación y cuya perspectiva, creemos de buena fe, es la de encontrar las soluciones más benéficas para el colectivo humano que la conforma y define.
Jamás la de polarizarla y aterrorizarla, que es lo que quiere en ultimas el ex vicepresidente Santos, llevado por el canto de sirena enfurecida de la oposición de Uribe a su primo Juan Manuel, pero en extremo peligrosa y desestabilizadora de las nuevas relaciones e interlocuciones que se vienen presentando en el Gobierno presidido por alguien que, según Uribe y Santos, no tenía porque alterar la plana que ellos habían dejado para que la continuara inmodificable e inmutable.
Al Santos del micrófono, partidario de la picana eléctrica contra los estudiantes que reivindican con su protesta pacífica una educación pública gratuita y de calidad, hay que hacerle saber que todo cuanto está proponiendo es lo más parecido al terrorismo que practican los grupos que inspiraron la Seguridad Democrática de quien fuera su primero de a bordo.
Y que para nada le queda bien proponer métodos del más bárbaro estilo condenados por la historia y por la justicia. Y desterrados de la faz de las naciones y sus promotores prisioneros por el resto de sus vidas.
Si cuanto quiere este Santo es hacer oposición al primo Presidente, y si los sesos le alcanzan, que se invente una forma menos bárbara que la picana eléctrica. 
Entre comillas: “Aquí falta innovar, lo dijo la ministr…;, la alcaldesa de Bogotá, con armas no letales, como esas que les…; meten voltios a los muchachos…;el muchacho cae…;y se lo llevan arrestado por interferir con una vía pública. La ley de orden público y la ley de seguridad ciudadana permite (sic) esas cosas. ¿Cuándo las va a estrenar el Gobierno?” (Francisco Santos, ex vicepresidente de la República, Director de RCN Radio).

*Poeta

elversionista@yahoo.es

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