Gerardo Antonio Pérez Julio es una de esas personas que no pueden faltar al estadio de fútbol los domingos. Con terremotos, con tsunamis, con lo que venga, no importa, él estará ahí gritando por su equipo.
Pero Pérez Julio tiene un problema. Imagínese, estimado lector, que cuando el partido va subiendo de emoción, él no se aguanta quedarse sentado en las graderías, como el resto de los mortales. No señor. Él tiene que levantarse de su asiento, tiene que brincar, caminar para todos lados, ¿y qué termina pasando? Pues que tapa a medio estadio. Y como es apenas obvio, el vecindario se molesta, lo chiflan, le tiran cosas, y hasta le gritan: “Eeeeh, viejo de m…; siéntate, que tú no comes vidrio”.
Pero Gerardo Antonio se hace el loco. Permanece tranquilo, como si los otros espectadores no existieran. Es terco como las mulas de Malagana, y necesita, supuestamente, ver más que todo el mundo. La gente se desespera, se agarra la cabeza, y al final termina levantándose también, pues el partido hay que verlo en igualdad de condiciones. El resultado último es que todos terminan de pie, malgeniados, incómodos y quién lo creyera: con la misma visual que tenían cuando originalmente estaban sentados, incluyendo al mismo Gerardo Antonio.
La historia anterior, de alguna manera refleja lo que algunos pretenden con la región Caribe y el resto de Colombia: la de integrarnos como territorio para presionar al Estado por mayores recursos públicos (léase mejor visual en el estadio), dentro de un gobierno nacional que se percibe como centralizado, lejano e inequitativo.
Así las cosas, ¿qué cree usted que pasará con el resto de regiones del país? ¿Se quedarán sentaditas y tranquilas en el partido de futbol, mientras nosotros los caribeños nos ponemos de pie en pleno juego? No amigo, porque desde el mismo instante en que empecemos a recibir más dinero, por ahí mismo se juntarán también ellos como bloques territoriales con derechos iguales a los nuestros y con nombres orgullosos como la región Pacífica, Andina, Amazónica, o como quieras bautizarlos, para pelear por sus intereses.
¿Y qué acontecerá entonces? Pues llegaremos exactamente al mismo punto donde llegó Gerardo Antonio. Cuando cualquiera se levanta de la gradería, el resto también lo seguirá. Es la reacción lógica, compañero. ¿O nunca has visitado un estadio? Con la diferencia de que más adelante podamos estar cultivando unas macro-regiones más fragmentadas, divididas y hasta recelosas unas de otras, las que serían muy difíciles de gobernar.
Por algo el Presidente anterior y el actual le han mamado gallo a la autonomía. Cualquiera lo haría. Nadie quiere lidiar un país con unas macro-regiones más fuertes, pero “balcanizadas”. ¿Usted se arriesgaría?
Es por ello que siempre he dicho que usar al “centralismo” como estrategia de integración regional no es lo más acertado. Suena a “lloradera” y nosotros no estamos para eso. Hoy el país necesita de la región Caribe a gritos. De ahí que nuestra estrategia debe ser positiva, profesional, con proyectos serios, bien gobernada, demostrándole a Colombia que un dólar invertido aquí se revertirá en competitividad nacional, disminución de pobreza y reducción de las disparidades regionales.
Así ganamos todos.
*Empresario
jorgerumie@gmail.com
NOTICIAS RECOMENDADAS
Comentarios ()