Columna


Las religiones y el vino

RODOLFO DE LA VEGA

02 de abril de 2011 12:00 AM

RODOLFO DE LA VEGA

02 de abril de 2011 12:00 AM

Hace poco se suscitó una polémica entre Luis Guillermo Zabaleta, acordeonero, y su colega Juancho De la Espriella. Ambos son ex católicos que se trasladaron a otro credo cristiano. Zabaleta censura a De la Espriella porque, a pesar de que pregona su condición de cristiano, aparece en un vídeo donde consumen bebidas alcohólicas.
La periodista de “El Heraldo”, Leonor de la Cruz, entrevistó a varios jerarcas religiosos para analizar la religión ante las bebidas alcohólicas. Fueron sus entrevistados Monseñor Víctor Tamayo, obispo católico de Barranquilla, el Pastor Frank Smit, del Centro Bíblico Internacional, y el rabino Ilan Sultanik, del Centro Israelita Filantrópico.
Noto que la periodista se abstuvo de entrevistar a un jerarca del Islam. Mahoma, el profeta iniciador de esa disciplina religiosa, que adora a Alá, condenó severamente el uso del vino. Así han continuado sus seguidores a través de los siglos. Aunque a poco tiempo de iniciado el Islam se dividió en dos ramas irreconciliables, Sunitas y Chiitas, han permanecido identificados en su condena mutua al consumo de bebidas alcohólicas.
En su declaración, Monseñor Víctor Tamayo se desvía y hace extensiva su condena a otros vicios como la envidia, el odio, la mentira, la falsedad, el soborno, el engaño, la violación y los celos. Termina diciendo: “Todo lo que es vicio tiene que ser desechado porque va en contra de Dios”.
Por su parte el Pastor Frank Smit declara: “Un cristiano debe abstenerse de la embriaguez y la adicción al alcohol”. “La Biblia condena la embriaguez y sus efectos”. Pero se concreta más en estudiar el caso de Zabaleta y De la Expriella con espíritu conciliador. 
La declaración que fue de mi agrado fue la del Rabino Ilam Sultanik, quien comienza por decir: “La Ley judía no prohíbe beber alcohol”. “La Torá -El pentateuco o los cinco libros de Moisés- sí deja muy claro que en el momento en que el alcohol se convierte en una adicción, perjudicando y arriesgando la vida humana, automáticamente, para esa persona, el alcohol o trago se vuelve prohibido.”
Insiste en que lo condenable es el exceso. Nos relata que algunas familias judías se reúnen el viernes por la tarde para celebrar el shabat y, para santificar la celebración, beben sorbos de vino de una copa. A los niños se les da jugo de uva. Y digo que la declaración del rabino fue de mi agrado por su semejanza con el gran ritual de los católicos, la santa eucaristía.
Nos dice San Mateo 26: 26-28 “Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de pronunciar la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: ‘Tomen y coman; esto es mi cuerpo’. Después, tomando una copa de vino y dando gracias, se la dio diciendo: ‘Beban todos porque ésta es mi sangre (…;)”.
Por otra parte, en San Juan 2:1-11 se nos relata el primer milagro de Jesús en las bodas de Caná. Viendo que el vino se había terminado y, a solicitud de María, su madre, ordenó que llenaran unas tinajas de piedra con agua. Luego ordenó que el líquido lo distribuyeran entre los invitados, que resultó un vino de mejor calidad que el anterior. 
Conclusión: tomar bebidas alcohólicas moderadamente no es pecado. Lo condenable es el exceso.

*Asesor Portuario

fhurtado@sprc.com.co

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