Columna


Las tragedias de los pobres

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

24 de diciembre de 2010 12:00 AM

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

24 de diciembre de 2010 12:00 AM

En Colombia muy a pesar de las tragedias, hay dinero para la guerra, los reinados, corralejas, realizar macroproyectos que se convierten en jugosos negocios de la clase en el poder, pero no hay recursos para resolver los problemas de los colombianos que lo pierden todo en cada invierno.
La lluvia muestra los problemas múltiples que no son tratados bien y tienen consecuencias como vías destrozadas o desaparecidas, salud precaria, fuentes de trabajo desaparecidas, miles de hectáreas de cultivo perdidas y pérdidas humanas.
Lo perdido para el pobre es irrecuperable y la inversión del Estado para llegar a los niveles que se tenían, es muy superior a lo proyectado con las cacareadas 5 locomotoras.
Colombia es el país de contrastes, rico y privilegiado por la naturaleza, con el mayor número de desplazados y desaparecidos por la violencia, donde más sindicalistas son asesinados cada año, y ahora damnificado por el invierno.
El gasto principal del presupuesto nacional es para la guerra, y se vive un conflicto social y armado que se niega. El régimen trata todos los problemas como de orden público, dando salidas militares a las necesidades sociales.
La persecución a los vendedores ambulantes, la mayoría de los 6,5 millones de trabajadores temporales; 1,3 millones de pequeños mineros declarados ilegales, estudiantes, defensores DDHH y periodistas honestos, son tratados como terroristas.
Despedimos un año estigmatizados como líderes sociales por cumplir nuestra misión constitucional, de luchar por el derecho al trabajo digno, estable, con seguridad social y pensiones, y derecho a la organización sindical con garantías formales y materiales por parte del Estado y de los patrones.
Clamamos por los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes, respeto a sus DDHH, recuperación y el derecho a su identidad cultural que trascienda los hábitos y la lengua, y el respeto a sus territorios ancestrales.
Exigimos recuperar los territorios en manos del paramilitarismo y empresas transnacionales, acabando las condiciones de explotación y exclusión de dichas poblaciones.
Luchamos en defensa de los derechos de las mujeres contra cualquier forma de violencia y discriminación por causa de género, por su participación plena en la vida económica, social y política del país.
Trabajaremos por un modelo de ciudad democrática, en que las organizaciones cívicas y populares jueguen un papel determinante, sin ser cooptadas por los que hacen uso de dineros ilícitos para hacer politiquería, que significan la marginación, el desarraigo, la desposesión y el desplazamiento urbano de los empobrecidos.
Luchamos por el respeto a la vida, a la integridad, dignidad humana y el libre ejercicio a la oposición política y la objeción de conciencia.
Trabajaremos por la construcción de medios de comunicación alternativos, para visibilizar sus problemáticas y propuestas de construcción de otra Colombia, como parte fundamental de la democratización del país.
Seguiremos vigilando para evitar la corrupción con las ayudas humanitarias para la reconstrucción de 28 departamentos, pues muchos buscarán enriquecerse. Esa es una constante, es nuestro peor mal, por encima de la violencia, y será tarea prioritaria para los líderes de bien para los próximos 3 años.

*CUT BOLÍVAR

cutbolivar@gmail.com
 

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