Columna


Lech, Lula, Angelino

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

13 de marzo de 2011 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

13 de marzo de 2011 12:00 AM

Si yo fuera sindicalista y estuviera de vicepresidente de la República de Colombia consideraría que, cumplidos los fenómenos de Lech Walesa y Luis Inácio Lula da Silva, tendría posibilidades de ser el sucesor de Juan Manuel Santos, sobre todo después de que éste declarara, con tanta convicción, que prefiere no reelegirse en el 2014.Angelino Garzón se siente, por eso, con todo el derecho de ir trillando el terreno para que el efecto de cada uno de sus actos vicepresidenciales facilite una aspiración legítima. Ya es tiempo de que Colombia mire hacia sus líderes sociales con experiencia en los asuntos de Estado. Angelino fue consejero ministerial entre 1994 y 1998, Ministro de Trabajo con Pastrana, gobernador del Valle por elección popular y está a punto de fundar el Partido de los Trabajadores (PT)
Ahora bien, todo lo que ha hecho como vicepresidente le ha caído bien al presidente Santos. Por lo menos lo ha respaldado. Echó para atrás el salario mínimo y el artículo sobre la edad de jubilación, y se tomó el paro camionero por encima de la voluntad del ministro de Transporte. Todo en consonancia con sus ideas sindicales. Como si fuera poco, se adueñó de la CVC, de Acuavalle, del gobierno departamental del Valle, congeló unas elecciones atípicas y se erigió en protector del ex presidente Uribe, usurpándole la propiedad intelectual a José Obdulio Gaviria.
No se circunscriben a las tomas burocráticas las zancadas de Angelino hacia la búsqueda de otro gran destino. No. La Comisión de Reparación y Reconciliación que presidía Eduardo Pizarro quedó a disposición del Vice, porque todo lo que se roce con la Paz –anhelo nacional mil veces frustrado– y con la suerte de tantas víctimas de los conflictos armados, es material de campaña para los consentidos de la grandeza que proceden de la entraña popular, o sea, del hábitat de otras víctimas, las de la plusvalía.
La salud ya no es problema para los planes de Angelino, pues luego de la cirugía de corazón abierto omitió de su dieta la lechona y los chicharrones crocantes que se comía dos veces por semana. No hay riesgo de que con carnes sudadas, verduras cocidas, espaguetis integrales, café descafeinado y leche deslactosada, pan de centeno y mantequilla Canola, se le vuelvan a tapar las arterias, y su frialdad para actuar y hablar lo pone a cubierto del estrés y las ansiedades que causan las responsabilidades a los estadistas modernos.
La imagen, en cambio, sí es problema para Angelino. El prognatismo y el belfo que convierten su mentón en una quilla de carne y hueso tiene que operárselos quiéralo o no. Como está, no podrá lanzar su candidatura con el concierto que el gobernador Lourido le sugirió para febrero de 2013, en el que Shakira y Goyo darán de sí lo que saben de Pop y de Choc Quib Town. Sólo una transformación facial como la de María Eugenia Rojas de Moreno lo pondría a tono con esas dos bellezas que han revolucionado la música de nuestro tiempo. Con otra barbilla y otro labio, la canción “De donde vengo yo” sería otra cosa.
Si Germán Vargas Lleras creyó quedarse solo en la pista de la próxima competencia presidencial por los tumbos de Riverita en el Ministerio de Defensa, se equivocó. Ya J. J. Rendón acuñó el lema: “Vote por Angelino, un sindicalista fino”.

*Columnista

carvibus@yahoo.es
 

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