Columna


Lo que desearía para Colombia en 2011

ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

02 de enero de 2011 12:00 AM

ALEJO VARGAS VELÁSQUEZ

02 de enero de 2011 12:00 AM

Quiero en primer lugar desearles a todos los lectores de esta columna y por supuesto a todos los colombianos, que el 2011 sea muy positivo y que la llamada ley de la compensación nos brinde un año que contraste totalmente con el que termina, que nos golpeó y muy duro.
Planteo cinco expectativas para el 2011, que no son simplemente deseos de buena voluntad, sino posibilidades de realización si partimos de la situación en que se está.
Que la actividad política, -relación entre los partidos políticos con el Gobierno y entre ellos, la actividad en el Congreso y el proceso de elecciones regionales y locales-, transcurra en un ambiente de respeto. Esto no significa que deben estar de acuerdo en propuestas, iniciativas u objetivos políticos, pero sí entender que las diferencias no tienen por qué volverse agresiones personalizadas, ni rebajarse al insulto. Podemos aspirar a una política de controversia y debate, con altura y con la idea de que hay opositores, más no enemigos.
Que la justicia colombiana, con la posesión de la nueva Fiscal General y el ambiente que existe en la Corte Suprema, avance de manera significativa en los procesos en los cuales los colombianos esperan sentencias judiciales –sanción para los culpables y absolución para los inocentes-.
Que el apoyo a los compatriotas damnificados por el invierno, no sólo sea una tarea del gobierno sino una responsabilidad de todos los colombianos –debemos seguir aportando todos y ojalá los que tengan más den ejemplo de generosidad-; esperamos que haya una gerencia del proceso de reconstrucción adecuada a la magnitud del desastre y que todos estemos pendientes de que las cosas se hagan como debe ser.
El Gobierno Santos debe reajustar el Plan Nacional de Desarrollo a la nueva condición de anormalidad y convertirlo en el documento rector de un gran esfuerzo nacional, que haga realidad aprovechar la crisis y volverla oportunidad de desarrollo más equitativo.
Que las relaciones internacionales continúen manejándose con la diplomacia por delante y sin dejar en ningún momento los intereses nacionales como referentes; así se podrá consolidar a Colombia como un protagonista de los procesos de integración regional y es probable que de esta manera se logre más fácilmente cooperación de los países vecinos en la lucha contra los grupos armados ilegales, que con actitudes desafiantes como antaño.
Finalmente, que las guerrillas de las FARC y el ELN entiendan que la situación nacional cambió fundamentalmente y que no tiene ninguna posibilidad de éxito su lucha acudiendo al recurso de la violencia; hoy existe un Estado fortalecido, con gran apoyo social y reconocimiento internacional. Si tienen un sentido de realismo, deben dar los primeros pasos –hechos de paz, no palabras que se las lleva el viento-, que con seguridad el Presidente Juan Manuel y su Vicepresidente Angelino, sabrán valorar, así como la mayoría de los colombianos, para abrir la ventana hacia la terminación negociada de esta confrontación inútil y anacrónica.

*Profesor titular Universidad Nacional
Director grupo de investigación en seguridad y defensa

vargasvelasquezalejo@gmail.com
 

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