Columna


Lo que esperamos de Transcaribe

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

01 de agosto de 2011 12:00 AM

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

01 de agosto de 2011 12:00 AM

Cierto autor clásico luego de denostar hasta la infamia por la supuesta – o real- idiotez de los protagonistas de una de sus historias, les reivindica con esta frase luminosa: “…;Entonces una facultad lamentable surgió en su espíritu, la de ver la estupidez y no poder, ya, tolerarla…;”. Pues bien algo parecido puede estar sucediendo a muchos ciudadanos cartageneros al constatar la persistencia de los percances que a diario sufren por cuenta de nuestro Transcaribe.
Sólo puede atribuirse al infinito estoicismo que nos caracteriza, que sucedan tantas y tantas irregularidades alrededor del proyecto sin que los líderes y la ciudadanía adopten posiciones firmes. A principios de marzo del presente año, verbigracia, el concejo de Cartagena citó a una audiencia con el Gerente del Proyecto a efectos de despejar el sin numero de inquietudes que se han suscitado en la opinión relacionadas con los retrasos, malos diseños, sobrecostos, adjudicaciones cuestionadas por la Procuraduría, que ya son cosa común en el desarrollo de la obra. Pese a las graves denuncias que allí afloraron, los ciudadanos inermes siguen asistiendo al patético espectáculo de la construcción de una infraestructura que se va pareciendo mucho a un elefante blanco.
En contraste hemos sido testigos de las medidas terminantes que han tenido lugar en la Capital de la República por la ocurrencia de hechos similares, guardadas las proporciones. Justo en estos días, el canal RCN transmite un informe acerca de las escandalosas adiciones de la construcción de la Troncal de Transmilenio entre la avenida 19 y la calle 26. En Cartagena, el debate realizado en el concejo dejó en claro con cifras que entre los tramos India Catalina-Glorieta Santander, muelle de la bodeguita, Amparo-cuatro vientos, cuatro vientos-Bazurto, portal-bomba del amparo y glorieta Santander-base naval han tenido lugar adiciones que superan los $23 mil millones y seguimos tan campantes. No sobra resaltar que la teoría de la contratación estatal señala que las adiciones generalmente obedecen a malos cálculos y deficiente planeación. Pero también se supo que los retrasos superan el 300% con respecto a los plazos convenidos.
En este descalabro todos tenemos responsabilidades, incluidos ciudadanos comunes y silvestres como el autor, quizás por la excesiva paciencia y sumisión que hemos mostrado frente a tanto oprobio. Pero las responsabilidades de mayor peso, recaen sobre los líderes del proyecto, de cuya buena voluntad nadie se atrevería a dudar, pero que sin embargo han fallado a la hora de empujar la realización eficaz y eficiente de las obras.
Causa frustración inmensa observar la ausencia de claridad de los líderes de la ciudad para adoptar correctivos que conduzcan a que las obras culminen sin más contratiempos. Vale preguntarse a esta altura que pasó con las indagaciones que adelantaba la Procuraduría con relación a la adjudicación del recaudo y operación del sistema de Transporte Masivo, considerando que el mismísimo Procurador Ordóñez se retiró del acompañamiento de dicho proceso al anotar irregularidades relativas a los factores que debían ser utilizados en las fórmulas que arrojarían las tarifas que los abnegados ciudadanos nos veremos obligados a pagar al momento de embarcarnos en un bus de Transcaribe.

*Abogado, especialista en Derecho Administrativo

danilocontreras9@hotmail.com

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