Asistimos a uno de los eventos más significativos que ha vivido la Heroica en su existencia. Coyuntura que fue ocasión propicia para que sus baluartes, sus garitas, sus almenas y sus bastiones, pero especialmente la creatividad de su gente, se mostrara ante los representantes de América, en una reunión significativa donde se dieron cita casi todas las naciones de un Continente y de las islas del Caribe. En esta dirección, el Teatro Adolfo Mejía presentó nuestra música, nuestra danza, nuestro folclore, con las Alegres Ambulancias, con el fandango festivo y luchador de María Barilla, y con las danzas del Colegio del Cuerpo, con 70 bailarines estudiantes y niños de Cartagena, inspiradas en la experiencia de confinación en un campo de concentración de un compositor francés.
El desarrollo conjunto de los temas tratados en la Cumbre les encuentro relación cercana con el fenómeno religioso y evangélico cristiano. El primero de ésos trata de la integración de las Américas, dentro de la cual se hablara de la globalización de los mercados, asunto que tiene una gran relación con las diferencias entre ricos y pobres, en donde el 20% de la población tiene el 80% de la riqueza. Esta es una situación no querida por Dios.
Otro tema tuvo que ver con los desastres naturales como derrumbes, inundaciones y la devastación de montañas y costos por obra de terremotos, que también están clamando por la construcción de la firme Jerusalén terrena hasta el día que la Jerusalén Celestial descienda desde el cielo. Día esperado desde el principio de los tiempos, cuando Jesús bajará como Roca Salvadora, testigo fiel y prudente.
Lo que tiene que ver con la pobreza, que en lo espiritual es una virtud cristiana, en lo material debemos luchar contra ella. Así como se afirmó en el encuentro de Aparecida, “tenemos que procurar la distribución justa de los bienes”.
También se discutió sobre el desarrollo sostenible que tiene una relación directa con el medio ambiente. Vivimos en un mundo roto y para sanarlo tenemos que sanar el interior de nuestra alma.
Otro tema ineludible, es el tema de la seguridad, pero no de aquella que se consigue con las armas destructoras y amenazantes sino con una seguridad para todos. Pablo VI dijo: para conseguir la paz se necesita la equidad, la verdad, la justicia y la solidaridad. Nunca se aparten de nuestros ojos los espantos vividos en Mapiripán, Chengue, Bojayá o El Salado, por solo mencionar unos cuantos. Aunque la violencia y la paz no estaban incluidas explícitamente en la agenda, les fue imposible a los invitados a la Cumbre no tenerlo en cuenta.
Tenemos que recordar y analizar este evento con la mirada puesta en los hombres y mujeres que defendieron la vida: Ghandi, Luther King, Teresa de Calcuta; Mandela y las mujeres heroicas de la Biblia como Judith, Esther y Nohemí y nuestras heroínas colombianas, María Cano y Esperanza Biohó.
Nuestra ciudad heroica presentó muchos espejos para contemplarla y contemplarse, y uno de ellos fue de gran importancia: la transparencia. En él, en ese espejo, tras los rostros de la riqueza y el poder, se contemplaron también los rostros escondidos de nuestros vendedores ambulantes, de nuestros recicladores.
efraldana@yahoo.com
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