Columna


Los negritos de Haití

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

30 de mayo de 2012 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

30 de mayo de 2012 12:00 AM

Con los bolsillos mondaos, el lunes 21 de mayo, Día de la Afrocolombianidad, la Kandanga Afro, convocada por el Cabildo Afrocaribeño de Integración Social Gavilaneo, arrancó este año desde el mercadito de Santa Rita en la subida a La Popa, que está que se cae, al igual que el Cerro. Mirando al Centro por el retrovisor, los y las marchantes caminaron esta vez en la periferia, al barrio San Francisco donde muchas familias a finales del año pasado vieron caer sus casas por una falla de la naturaleza, pero también y sobre todo de la naturaleza humana.
El lunes 21, festivo oficial en Colombia por la Ascensión del Señor y no tanto por la abolición legal de la esclavitud en el país, personas y organizaciones negras, afrocolombianas y palenqueras marcharon en medio de un mercado, barrio y cerro que se caen a pedazos, en medio de la tierra que baja de la loma cada vez que llueve y del agua que sale de las alcantarillas y recorre parte de la carrera 17 o carretera Paseo de Bolívar. En medio del agua de mierda y bajo el sol pa’ negros.
Sin tambores, sin grupos folclóricos, sin estudiantes uniformados que generalmente  son parte de estas actividades para no dar clases y hacer bulto, sin perreo, sin folclorización de lo negro, lo afro y lo palenquero, y sin un solo peso de la Alcaldía del primer alcalde negro de Cartagena, en medio de las ruinas y del estado ruin, marcharon los que son, con consignas, con pronunciamientos, con pendones, con camisetas, con ganas, con muchas ganas y solidaridad con los más jodidos entre los jodidos: los sin techo, los sin casa, la gente de San Pacho con dignidad, con propuestas, con palabras como las que aparecen en unos cruzacalles puestos en el barrio y dirigidos a destinatarios claramente identificados: “Ya el daño en San Francisco está hecho exigimos se nos paguen nuestras casas con avalúo CAMACOL”. “Sr. Alcalde queremos solución, no más mentiras”. “Sr. Presidente San Fco lo sigue esperando. Su llamada justicia social queremos sentirla ahora”. Al lado de estos mensajes no vi ninguno del Gobierno respondiéndole a la gente.
La Kandanga en vez de caminar hacia  la Plaza de la Aduana caminó hacia los márgenes, hacia adelante, topándose además con un bonche de pelaitos que también hablan a su manera. Los únicos que no hablan claro, excepto en campaña, son los gobernantes. Bañándose completamente desnudos en una poza con agua amarilla, vieja y nueva, allí donde antes hubo casas, los pelaitos al ver a varias personas dirigirse hacia ellos con cámaras en mano, empezaron a cantar: “Somos los negritos de Haití”.
“¿Por qué dicen así?” les pregunté. “Porque somos negritos como los de Haití” me respondieron los niños que salían y entraban al agua hasta que llegó una señora con un palito en la mano y los espantó. Porque ellos y sus familiares son negros al igual que sus gobernantes, pobres, han visto temblar la tierra y caer sus casas, están aislados, son tratados como niñitos, negritos, pobrecitos, vulnerables, vivarachos, etc., no dijeron los niños, lo digo yo.
La Kandanga debe seguir haciéndose del Centro a los márgenes y viceversa en solidaridad con los más jodidos y para llamar la atención del Papá de los negritos a quienes los habitantes de San Francisco llaman Señor.

*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

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