Columna


Los pasos de unos pocos

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

04 de agosto de 2011 12:00 AM

CLAUDIA AYOLA ESCALLÓN

04 de agosto de 2011 12:00 AM

Lo siento por los homofóbicos, por todos.  Lo siento por los que caminan camándula en mano, pidiendo perdón por sus pecados y ayuda del Altísimo, mientras atacan las libertades humanas del prójimo. Lo siento por aquellos que se creen tan perfectos como Dios cuando no son más que un manojo de odios, miedos y prejuicios. Lo siento por aquellas tontas de peluquería fina, que juegan a ser amigas de la loca que les estira el pelo, pero por dentro sienten lástima de su condición. Lo siento por aquellos que creen saber lo que es el orden natural, cuando el mundo está hecho por un divino desorden natural.Lo siento, porque así le enciendan una vela al Procurador Ordóñez, la Corte ya se pronunció. Dicho fallo le exige cambios en las mentes a los más obstinados y conservadores: dos mujeres o dos hombres también son familia. 
Como ya Albert Einstein había advertido que la estupidez humana es infinita, es necesario aclarar: no importa lo que diga la mayoría, los derechos humanos no se piden de rodillas. Los derechos de las mujeres no se consiguieron por consulta popular, si se los hubiésemos dejado a las mayorías estaríamos sometidas en la cocina de una casa y no escribiendo columnas de opinión. Los derechos de los afros tampoco son decisión de las mayorías, porque en una ciudad de mayoría afrodescendiente, todavía los más blanquitos se creen dueños de la razón.
Los derechos de la infancia, de la tercera edad, de las personas en condición de discapacidad, de los indígenas, de los desplazados, tampoco son para dejárselos a la mayoría, así vivamos en una supuesta democracia. Para eso es importante conocer las funciones de los organismos del Estado –es un tema de clase de sociales de quinto de primaria-, y comprender que la Corte Constitucional tiene la función de guardar la integridad y la supremacía de la Constitución del 91. Así que el hecho de que la Corte haya decidido reconocer a las parejas del mismo sexo como familia, no constituye una decisión anti democrática. 
Me parece más honesto y responsable aquel homofóbico de oficio, que se reconoce como tal, y que es capaz de manifestar su posición en un foro digital oculto detrás de un falso nombre de usuario. Uno sabe que el tipo no reconoce los derechos de las minorías y ya está. Pero me preocupan muchísimo estos pseudo intelectuales disfrazados de humanistas, que filtran su homofobia en las generosas páginas de un periódico, sin la menor argumentación técnica, pues no entienden cómo funciona el Estado ni se han leído -aunque sea por accidente- un artículo de la Constitución.
Reconocer los derechos no funciona con el mismo sistema de aquellos reinados de belleza, en los que al finalizar el desfile, el público aplaude y la que lleve más aplausos será la reina. No. Aquí no se dan coronas de papel aluminio en medio del fervor de la gente.  Aquí son los pasos de unos pocos los que hacen que toda la humanidad avance.

*Psicóloga

claudiaayola@hotmail.com

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