Desde tiempos milenarios, desde hace 300 años, los pueblos han sido los impulsores para derrocar monarquías, gobiernos militares o civiles dictatoriales. En los últimos 30 años la humanidad ha visto derrumbarse dictaduras de izquierda comunistas y derechistas.
Hace 23 años se derrumbaron los muros de Berlín y cayeron las dictaduras del proletariado soviéticas y europeas. La opresión, la continuidad de gobernantes corruptos que predicaban igualdad mientras y ocultaban la verdad de que eran los más beneficiados de esos nefastos regímenes, donde los gobernantes no tenían períodos para sus gobiernos y se hacían reelegir eternamente.
Ahora le ha tocado el turno a los países árabes, comenzando por Egipto, en el cual Mubarak, después de 30 años de poder - dictatorial, opresivo, corrupto e injusto - por la presión del pueblo que alzó su mano y su grito libertario, logró la salida del dictador. Le siguió Túnez con la revolución del Jazmín, que logró derrocar al dictador Ben Alí, a quien le encontraron escondidas en su palacio, altas sumas de euros y cientos de joyas finas apropiadas ilegalmente.
La ola popular no se detiene y desde el Atlántico al Golfo Pérsico al norte de África, pueblos unidos por historia, lengua, cultura y religión, están en estos momentos de efervescencia, manifestando su inconformidad contra las satrapías que ejercen el poder en la zona. Estos pueblos con la información de la Televisión y la Internet se han contagiado del virus revolucionario.
En Libia, el extravagante dictador Muamar Gadafi tambalea después de 42 años de ejercer su despotismo con alto grado de corrupción y opresión contra el pueblo. Con los sanguinarios ataques desde aviones y armas contra los indefensos manifestantes que solo aspiran a que haya un nuevo gobierno más justo y democrático. Han muerto más de 500 personas y el dictador sigue allí aferrado sobre bases tambaleantes negando las masacres contra los manifestantes desarmados.
El efecto dominó se está produciendo en Yemen, Bahrein y Marruecos y pronto será Arabia Saudita. A estos pueblos no los para nadie y están ejerciendo el legítimo poder del constituyente primario presionando pacíficamente para derrocar a los déspotas. Todo lo que está ocurriendo son ejemplos para otras dictaduras dinásticas como la de Cuba, en donde gobiernan los Castro desde 1960 y la de Corea del Norte en donde gobernó por 60 años Kim IL Sung y ahora delegó a su hijo Kim Jong – IL.
También son ejemplo para algunos países vecinos cuyos gobernantes desean reelegirse “democráticamente” hasta perpetuarse en el poder con paternalismos populistas.
No hay nada superior al poder y la sabiduría natural de los pueblos que resisten estoicamente por mucho tiempo, pero terminan por explotar contra el despotismo de gobiernos dictatoriales. Los pueblos necesitan vivir en democracias libertades tal como lo dijeron Churchill: “La democracia es la peor forma de gobierno, excepto todas las formas que se han probado de tiempo en tiempo.” Y Bolívar: “Sólo la democracia es susceptible de una absoluta libertad, que se define como el poder que tiene cada hombre de hacer cuánto no esté prohibido por la ley.”
*Abogado y escritor
rivelpa@yahoo.com
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