Columna


Más sobre el SITM

MIGUEL YANCES PEÑA

12 de marzo de 2012 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

12 de marzo de 2012 12:00 AM

A medida que se acerca la terminación de las obras civiles y el inicio de operaciones del SITM -que aún está lejos- aumentan los temores de lo que será la movilidad en la ciudad de Cartagena.
La gente que transita la ruta troncal, no logra imaginar cómo fluirá el tráfico por esos cuellos de botella que aparecen a todo lo largo de una vía que se expande y estrecha sin ningún criterio aparente. A veces provoca hasta hacer apuestas, o un concurso, con premio y todo a quien acierte.
En mi caso lo he convertido en un saludable ejercicio mental, más provechoso quizás, que tomar ginco bilova. Me es fácil imaginar –por ejemplo- que un “usuario típico” del sistema, deberá tomar al menos tres vehículos para ir al trabajo: uno de la residencia hasta la estación de trasbordo más cercana; luego el bus articulado, y finalmente el de la ruta que lo acerque a su destino. Al finalizar la jornada, lo mismo en dirección opuesta.
Eso pienso, porque lo único que sabemos con certeza es que, premeditado o no, se va a desestimular aún más el uso de todo tipo de transporte privado: por decreto (mas pico y placa), o por limitación física (menos vías disponibles y más congestionadas).
El nodo de la India Catalana, ya está más o menos claro (mas - que +): los buses del sistema utilizarán las dos calzadas en direcciones opuesta de la Avenida Venezuela, es decir, el resto de vehículos que vienen por la Pedro de Heredia sólo podrían entrar al centro por La Calle de la Cruz y la Moneda, o por la oreja que lleva al antiguo Circo Teatro; y salir de él por la tercera calzada frente a la Caja Agraria, o la boca al final de Baloco, porque la de Santa Teresa está controlada. Los que van hacia Bocagrande tendrán que utilizar la Calle 41 y la Santander.
No obstante sin mayores mediciones de tráfico, se puede observar que la congestión y la accidentalidad serán máximas en este punto. Mientras, al otro lado, la Avenida Lemaitre queda prácticamente subutilizada por el reducido tráfico que sale de la ciudad amurallada, o como zona de parqueo público.
En esta ciudad, tan moderna y tan antigua a la vez, coexisten todo tipo de transporte, desde las carretas de tracción humana y animal, pasando por las bici y moto taxis, y toda clase de automotores (cada día más para las mismas vías), incluyendo un incipiente e informal –pero que funciona bien- transporte acuático. Cada uno cumple una función: satisfacen una necesidad ciudadana, y solventan la vida de muchas familias.
Hablando del transporte humano terrestre las bici taxis (que también movilizan pequeños bienes muebles) resuelven las necesidades de movilización en distancias cortas; mientras que las moto taxis, cubren distancias largas, con servicio puerta a puerta, y de modo más eficiente -en términos de tiempo de desplazamiento y costo- aunque con mayor riesgo, que sus competidores: taxis, colectivos y buses.
Y dicen, por ejemplo, que un moto taxista puede llevar a la casa más de un millón y medio de pesos al mes; ¿qué otra ocupación les puede garantizar esos ingresos? Es decir el SITM que pretende acabar a la fuerza con esta modalidad de transporte porque es un fuerte competidor, creará un enorme problema social (y de seguridad) en la ciudad.

*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe

movilyances@gmail.com

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