Columna


¡Mátenlo ya!

GUSTAVO MONTES FERNÁNDEZ

22 de mayo de 2012 12:00 AM

GUSTAVO MONTES FERNÁNDEZ

22 de mayo de 2012 12:00 AM

El atentado contra el exministro Fernando Londoño ocurrido el 15 de mayo en Bogotá fue un acto de kamikaze en el corazón de la capital colombiana. Esa es la zona financiera del país.La vil acción es repudiada por la sociedad civil, que nuevamente sufre los estragos de la inseguridad marcada, al extremo que todos se miran con desconfianza –cualquiera puede ser un terrorista. ¡Qué desgracia! Lo mismo de antes.
Vimos en las imágenes de televisión a un Fernando Londoño bajo los efectos de la conmoción, pero sin perder su rostro recio, firme, combatiente, haciendo frente a lo sucedido y caminando por sus propios medios en señal de fortaleza.
Es esa fortaleza la que necesitamos los colombianos en comparación con la que no nos trasmitió el Señor Presidente de la República Juan Manuel Santos, al dirigirse al país. Observamos un mandatario descompuesto, muy diferente a lo “pepito” que siempre anda y con el rostro totalmente desencajado. Fue que le bombardearon el corazón de Colombia. ¿Qué nos puede proyectar una situación de esa índole? Nada bueno.
¿Qué significa para la seguridad democrática –que dejaron al cuidado del Señor Presidente Juan Manuel–, el solo hecho que no hayan buscado los bandidos ningún gancho ciego como al parecer ocurrió en el atentado perpetuado en el club El Nogal de Bogotá, sino que ellos mismos presuntamente colocaron un bomba imantada, en el vehículo que transportaba al exministro Londoño? Eso no es más que romper los huevos de la gallina doña rumbo anotando de paso que nuestro presidente los había dejado volver currutos.
Hay malestar en la ciudadanía; acompañado de inconformidad con un alcalde capitalino como Gustavo Petro, en quien muchos sembraron esperanzas y hoy una gran mayoría le pregunta ¿cuándo se va a posesionar? Fuera de discursos no se ven ejecutorias reales, y no debe pasar de agache en esto del atentado; porque al alcalde de Bogotá también le reventaron la bomba; donde la orden de los facinerosos sin lugar a dudas fue vayan tras Fernando Londoño ¡mátenlo ya! y conmocionen el país. Afortunadamente no lograron su cometido de asesinarlo, porque a Colombia de que la conmocionaron, lo hicieron. La zozobra está hoy levantando la mano bien alto diciendo presente en el transeúnte común y se riega como pólvora por todo el territorio nacional. Nos sentimos con el bombazo detrás de la oreja. ¿Quién responde por esto? ¿Qué podemos reclamarles o esperar de los desadaptados asesinos?
Nuestro deber es rodear a las instituciones y así lo hacemos. Respaldamos a la Presidencia de la República y a la Alcaldía de Bogotá, pero no la forma inocente, improvisada y chévere con que actúan los mandatarios, en el tema de seguridad, pensando en pajaritos preñados. Su deber es proteger a la ciudadanía y no lo están haciendo de manera responsable. Los hechos hablan por sí mismos. Le agregamos un Congreso que está lejos de actuar con dignidad.
¿Cuántos padres de familia salen con sus hijos atenidos a la seguridad con que lo hacían antes? Después de esto muy pocos, sobretodo que no vemos una política coherente de seguridad, comenzando por el señor ministro de Defensa que más parece un asistente del Señor Presidente que un verdadero ministro con experiencia, cojones, pantalones y criterio. Y saber que hay amenazas de nuevos atentados.
Colombia está unida pero furiosa. Amárrense los calzones, que lo que pasa no es juego sino fuego.
 
*Médico-analista político
 
gusmonfe@hotmail.com

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