Columna


Mentiras de campaña

REDACCIÓN COLOMBIA

13 de octubre de 2011 12:00 AM

CARLOS ARDILA GONZÁLEZ

13 de octubre de 2011 12:00 AM

En el libro: “Mentiras fundamentales de la Iglesia católica”, escrito en 1997 por Pepe Rodríguez, se asegura que Jesús jamás quiso fundar ninguna religión ni Iglesia; que, realmente, nunca creyó que fuera hijo de Dios; que tuvo –al menos- seis hermanos carnales; y que los propios apóstoles no creyeron en su divinidad, como tampoco en la resurrección, ni en la virginidad de María.
En el libro, de los más vendidos en su época y también, claro está, de los más polémicos, se advierte que los propios evangelios contradicen dogmas básicos del catolicismo y, en general, del cristianismo, al dejar en evidencia tales hechos; y que estas religiones pierden su esencia cuando llega a comprobarse que sus fundamentos no emanan de Jesús sino de Pablo.
Recordé todo ello al reflexionar sobre las mentiras con que los promotores de cierto aspirante a la Alcaldía de Cartagena engañan a la ciudadanía, particularmente en los estratos uno y dos, donde aceptan como dogma, sin fórmulas de juicio, todo lo que osan decir sobre la “inmaculada” candidatura. Y todo ello, a pesar de que los hechos –tozudos, categóricos- están allí para refutar sus falsedades.
Dicen (sobre todo: decían, cuando aún conocidísimos jefes políticos no habían comenzado a mostrarse y permanecían tras de bambalinas), que la lucha contra la corrupción ha sido una de sus constantes, como si todos sufriéramos de alzhéimer y no recordáramos que, hasta hace poco, cuando se cuestionaron hechos irregulares de pasados gobiernos, su candidato estuvo del lado de los funcionarios denunciados y en contra de los ciudadanos denunciantes. No es gratuito que muchos de los primeros lo respalden con mucho cariño; y que los segundos -salvo excepciones que deben comprenderse: varios tienen aspiraciones políticas legítimas - hoy miremos con preocupación su ascenso al poder.
Aseguran que, durante años, su candidato fue el gran benefactor de las familias necesitadas de Cartagena, a las que les prestó servicios sociales y les regaló –día a día- mercaditos, electrodomésticos, entradas a espectáculos y bonos para almorzar en ciertos restaurantes. Pero no dicen que ello fue una estrategia efectiva para lograr mayor audiencia al noticiero radial que entonces dirigía y no ningún acto admirable de munificencia ni altruismo.
Y manifiestan, orondos, que la favorabilidad que hoy tiene su candidato se debe únicamente al amor entrañable que le tienen en los sectores populares, negando todo tipo de apoyo político y, sobre todo, el respaldo económico que le brindan, desde siempre, algunos reconocidos empresarios.
Se puede falsear la verdad largo tiempo a mucha gente; aún más: se puede engañar durante mucho tiempo a poca gente; pero no se puede mentir todo el tiempo a todo el mundo, como dijo el ex presidente de os EUIA, John F. Kennedy. En la campaña a la Alcaldía de Cartagena, basta leer los comentarios en los foros virtuales, conocer lo que se dice en los corrillos y saber las razones por las cuales vienen creciendo las posibilidades de opciones distintas, entre ellas el voto en blanco, para apreciar que poco a poco son más los hombres y mujeres que no tragan –no tragamos- entero y se resisten –nos resistimos- a ser engañados.

cardilared@hotmail.com

*Rotaremos este espacio entre distintos columnistas para dar cabida a una mayor variedad de opiniones.

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