Columna


Mineducación y las Pruebas saber

LIDIA CORCIONE CRESCINI

21 de marzo de 2012 12:00 AM

LIDIA CORCIONE CRESCINI

21 de marzo de 2012 12:00 AM

Entre los resultados que arrojan las pruebas Saber Pro de diversas universidades del país, uno de los que más llamó la atención es que 23% (uno de cada cuatro universitarios) no pudo elaborar un escrito organizado y comprensible. A muchos estudiantes que cumplen con ese requisito para graduarse les pregunto cómo les fue, y me contestan: “ni lo sé, ni me importa, porque eso no sirve para nada, lo hago porque es obligatorio”.
Debido a esta inquietud de que los profesionales no son capaces de elaborar un escrito organizado y comprensible me encargué de encuestar al azar a varios colegiales de secundaria de cuatro comunidades de la ciudad entre públicas y privadas. Lo hice con ellos  porque el problema viene desde las raíces, desde la primaria. Las habilidades de pensamiento en cuanto a actitud y aptitud se empiezan a desarrollar desde edad temprana, de lo contrario “loro viejo no da la pata”, y lamentablemente a la edad de 23 años en promedio, no es cierto que van a adquirir los hábitos y destrezas que no desplegaron desde pequeños.
Los estudiantes abordados (16 años) se echan la culpa porque aducen que por tener tanta carga académica en el bachillerato, no le ponen el interés correspondiente y no les importa sacar notas bajas, conformándose con lo mínimo para pasar la materia, por lo que reconocen que no existe un compromiso real por parte de ellos y no se sienten motivados y que dan mucha “vaina”, que no les sirve para nada.
Otros dicen que la culpa es de los profesores, porque en vez de enseñar tantos conceptos y tener la última palabra, no los cultivan para razonar,  cuestionar,  interpretar, refutar y proponer libremente, porque es como ellos dicen. Es claro que las opiniones están divididas y que en todas las disciplinas es necesario aprender “el concepto” de lo que se va a desarrollar para poder entrar en el ejercicio de controversia, interpretación y argumentación, con criterio propio.
Me atrevo a asegurar, y eso conversé con los jóvenes, que el problema se inicia desde casa: los padres, por andar trabajando para poder mantenerlos, no les queda tiempo para  motivar y llevar al niño desde pequeño a que adquiera el hábito de la lectura, porque es más fácil darles quietud poniéndolos en frente de un televisor, que compartir un cuento, un texto que haga que el niño explore. Casa-escuela – casa - colegio, docente – padre - casa – escuela - compromiso, “acompañamiento”: universitario apto.
Ortografía y gramática: palabras sin tildes, oraciones sin comas, ni puntos, con una lectura sin pausa, desbocados como locomotora sin freno. Así es imposible que se pueda entender un contexto y mucho menos el enunciado de las preguntas de las pruebas Saber.
“El facilismo” a través de los aparatos electrónicos invasivos (no me niego a la tecnología necesaria) nos están robando la mente de nuestros niños y jóvenes, los están volviendo planos, queriendo encontrar la respuesta sin haber “realizado el proceso”. En ocasiones algunos estudiantes, cuando los abordo a cuestionar una pregunta problémica, me dicen: profesora, si tú sabes la respuesta, dínosla.
Y al final, si no tienes un PHD, Doctorado o Máster, terminas empleándote a ti mismo: manejando una tienda, un taxi, o lo que te dé para comer.
¿Es viable la educación que tenemos en Colombia?

*Escritora

licorcione@gmail.com
www.lidiacorcione.blogspot.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS