Columna


Moralizar y cambiar

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

05 de agosto de 2011 12:00 AM

GIL ALBERTO FALCÓN PRASCA

05 de agosto de 2011 12:00 AM

El 30 de octubre del 2011, Cartagena tendrá que mostrar la entereza moral y emancipatoria que tiene desde su gesta de Independencia en 1811.
Si se habla de 200 años de independencia, que no hace honor a la verdad, tenemos que resistirnos decididamente a la corrupción y al saqueo, sobreponernos a la anomia social y política, con el voto de opinión el 30 de octubre del 2011, para rescatar lo público a favor de las mayorías desposeídas y excluidas.
Es imprescindible un juicio moral con altura desde la ciudadanía que tiene el poder de elegir y de transformar a Cartagena y el Dpto. de Bolívar, para que sea viable en lo moral, social, político y económico.
Los veedores, líderes y lideresas sociales y comunitarios, los dueños de medios de comunicación y periodistas, tienen la obligación moral de no dejarse cooptar por la clase política descompuesta y sus financistas, que los han puesto a servir sus proyectos electorales corruptos.
Toda la población rural de Colombia perdió de manera alarmante la capacidad adquisitiva, es cada vez más pobre y carece de los elementos mínimos que miden la calidad de vida, lo cual lo tiene entre los países más inequitativos del planeta.
La población despojada y pauperizada no puede vivir para sí y es una masa desempleada, usada como mano de obra barata en cualquier parte del mundo, para fortalecer la segunda forma de acumulación, la explotación de los trabajadores, incrementada durante la hegemonía neoliberal por el debilitamiento de los sindicatos y la legislación laboral.
En Bolívar no hay un solo municipio con acueducto óptimo, a pesar de tener fuentes de agua cercanas. La protesta popular contra esta situación es respondida con represión, judicialización, encarcelamiento, mediante la ley de seguridad ciudadana.
Bolivarenses, costeños, el pueblo campesino, trabajadores de centros urbanos, hoy empobrecidos a extremos inocultables, avancemos sobre una propuesta política de cambio en democracia, que permita una política económica social, hacia una nueva realidad nacional que no sea la miseria o el marginamiento.
Cartagena tiene que cambiar y no podemos seguir con los mismos señores, los barones de la política, y detrás de ellos los financistas que todo el mundo conoce y teme.
Esto no tiene sentido, la sociedad entera está aterrada con tanta corrupción, pero mira los toros desde la barrera.
Aún así, los colombianos de bien debemos seguir optimistas de que se hará justicia y deberemos apoyar la institucionalidad y la democracia.
Cuando la ética, la legalidad, los principios y valores son reemplazados por falta de conciencia por el rescate de los valores y los principios, es signo inequívoco de una sociedad enferma moralmente. Esto sólo pasa en países con un alto grado de ignorancia.
A todos los ciudadanos habilitados para votar, los convocamos sin prevención y sin ánimos politiqueros. En su cédula de ciudadanía tienen el arma más poderosa para derrotar a los piratas del siglo XXI, que sitiaron a la ciudad, no respaldando a los candidatos apoyados en la sombra por la clase política más corrupta en la historia política de nuestro país.

*CUT BOLÍVAR

cutbolivar@gmail.com

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