Columna


Movilidad en cinco años

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

22 de junio de 2012 12:00 AM

PANTALEÓN NARVÁEZ ARRIETA

22 de junio de 2012 12:00 AM

Si uno imagina cómo será Sincelejo dentro de cinco años, seguramente terminará desconcertado por la perspectiva que trace, porque inevitablemente vislumbrará, entre otros defectos, la inmovilidad del tráfico. Los trancones se presentarán tanto en las vías del Centro, como en las que nos conectan con las carreteras que la circundan o atraviesan, especialmente en las que, sin justificación, denominamos avenidas Argelia y San Carlos. Por ellas, en su orden, circulan la mayoría de los vehículos que entran o salen desde o para  Sampués o Tolú, a los que se añaden los que tienen como destino los barrios de sus contornos. 
La razón para que, a pesar de la congestión que ya padecemos, los conductores prefieran esas vías la hallo en que no sólo no cuentan con alternativas, sino que son de las pocas que permiten hacer un recorrido por la ciudad sin interrupciones, aunque, hay que aclararlo, no sea el resultado de una planificación, sino consecuencia del azar, pues ambas fueron en un principio caminos de herradura en cuyos costados se asentaron comunidades marginales que se negaron a disfrutar del privilegio de tener contacto con los viajeros y que, con la expansión de la ciudad, terminaron integrándose a su trazado.  
No obstante, como lo anotó recientemente Roberto Samur, no se percibe que para las autoridades sea una prioridad ampliar las vías, ni tampoco adecuar las contiguas que podrían ayudar a su descongestión. El problema se acrecentará y su desatención se justificará en la falta de recursos para realizar inversiones, sobre todo cuando para ejecutar obras de esta índole se requiere adquirir los predios que se construyeron próximos al andén, a veces con la complacencia de todos, que, a pesar de saber que el número de vehículos crece, consentimos o propiciamos que angosten las calles y omitan los retiros.
Consulté con algunos concejales y su respuesta no permite la esperanza, pues coincidieron en señalar no sólo que los recursos que recauda el municipio alcanzan apenas para el funcionamiento administrativo, sino que los congresistas y el alcalde mantienen un desacuerdo que les impide trabajar en conjunto en procura de gestionar partidas para desarrollar proyectos de envergadura que produzcan impacto y resuelvan los trancones. Cada uno tiene una agenda que difiere de la de los otros en los fines que se exteriorizan, pero que coinciden en el propósito que los anima: realizar pequeñas obras que les permita controlar a los aliados que tienen cauda electoral y hacerse notar ante la prensa local cada vez que la inauguran.
Mientras aumentan los vehículos y la movilidad decrece, aquí nos jactamos de contar con las avenidas San Carlos y Argelia, no sé si para tener presente la evidencia del desprecio que sienten los líderes políticos por las promesas que le hacen a quienes los eligieron, o para no mortificarnos por tener la certeza de que son dos calles en las que si alguien se aparca provoca un trancón. Tal vez por eso los agentes de la Policía Nacional, sobre ellas, pocas veces instalan un retén.
Alcalde, regálenos la ilusión de que por lo menos antes de que finalice su gestión se ampliará la avenida Argelia y desatascará San Carlos.

*Abogado y profesor universitario.

noelatierra@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS