Columna


No basta la fe

MIGUEL YANCES PEÑA

29 de agosto de 2011 12:00 AM

MIGUEL YANCES PEÑA

29 de agosto de 2011 12:00 AM

Creo que la mente humana nunca podrá entender conceptos como la infinitud del espacio, el tiempo, la materia y la energía. Como tampoco que todo tuvo un principio y tendrá un fin; siendo que negar lo uno es aceptar lo otro: un problema que tiene dos posibles soluciones –eternidad o finitud- ninguna de las dos comprensible.
Toca atribuir esas características a alguien más; lo que ha hecho la humanidad a través de los tiempos: explicar lo inexplicable recurriendo a la fe y a Dios, cuando sería más expedito aceptarlos como atributos de la materia, igual que la vida y el pensamiento. Es decir, explicarlo a partir de lo científicamente conocido, antes que excluirlo del ejercicio de la mente humana ávida de conocer, entender y comprender.
Y si el hombre quiere, como realmente quiere, controlar la naturaleza, y algunos también a los demás hombres, tiene que empezar por estudiar y experimentar, para conocer y comprender, y así poder esquematizar y convertir en leyes y ecuaciones matemáticas tales comportamientos. O lo que es lo mismo: lograr anticipar (o provocar) el resultado a partir de los precedentes. Diicho de otra manera: a iguales “inputs” iguales “output”
Al reflexionar sobre estos temas, le vienen a uno a la cabeza las sentencias de los jueces, que resuelven de distinta manera casos similares. Es como si en el mundo físico, al dejar caer un objeto unas veces subiera, otras bajara y otras saliera para cualquier lado. Algunos juristas se defienden diciendo que no hay dos casos iguales, pero eso es completamente falso; en realidad todo parece producto de otros “inputs” (intereses, por ejemplo) o incompetencia.
Juan F. Pérez, un entrañable colega y compañero de estudios universitarios, con el que me identifico en este tipo de inquietudes filosóficas, y con quien hablo largo con alguna frecuencia, me comentaba hace unos días, que estaba releyendo el libro de física quántica de Alonso Fin, la materia más abstracta y compleja de todos nuestros estudios profesionales (privilegiada mente que aun puede hacerlo), y que haciéndolo había encontrado a Dios.
Enhorabuena. Yo en cambio aun no he podido dar ese salto de lo material a lo espiritual; sigo siendo materialista, y creyendo que materia y energía son una sola cosa en eterno movimiento a través del espacio infinito. No lo entiendo pero así lo creo, porque como tampoco entendería que fueran finitos, me es más fácil aceptar su infinitud.
Los modelos matemáticos y filosóficos también son imperfectos y nos obligan a crear artificios, como el de los agujeros negros, que permitan seguir dándole valides a los fundamentos y a las premisas. La física quántica, por ejemplo, fue un intento válido hasta hoy (¿?) de dar explicaciones a nivel atómico, a los comportamientos y atributos de la materia y la energía, que las Leyes de Newton no podían, involucrando en ello comportamientos ondulatorios, y recurriendo al principio de incertidumbre que los convierte en asuntos probabilísticos (el observador incide sobre el objeto observado).
Como sucede con el comportamiento de los humanos (diferente al sentirse observado): siempre impredecible y muchas veces incomprensible. Cosa que no sucede con los animales, porque carecen de inteligencia, sentimientos e intereses.

*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe

movilyances@gmail.com

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