Columna


No jueguen más con nosotros

REBECA GONZÁLEZ DE LEÓN

26 de noviembre de 2012 12:00 AM

REBECA GONZÁLEZ DE LEÓN

26 de noviembre de 2012 12:00 AM

Desde la infortunada enfermedad del alcalde elegido por los cartageneros, Campo Elías Terán, la ciudad ha caído en una especie de letargo y resignación ante los cambios continuos en el mando de la administración distrital. Cartagena ha tenido cinco alcaldes en menos de un año, los proyectos de ciudad obviamente no han podido desarrollarse, la incertidumbre y  la desidia protagonizan este turbio panorama.La ciudad está estancada, eso ya lo sabemos, pero la impotencia crece en la medida en que aquellas casas políticas se mantienen detrás del poder, colocan fichas y candidatos para que el pueblo los elija, y, seguramente ahora con la enfermedad del Alcalde, para que lo reemplacen en su ausencia.
Cuando ASI —partido que avaló la candidatura de Campo Elías Terán— envió la terna al presidente Juan Manuel Santos, las opiniones en contra salieron inmediatamente, se puso en entredicho si los ternados militaban o no realmente en dicho partido o estaban colocados ahí por directriz política de alguien que sin ser de ASI, maneja intereses y tiene dominio sobre la Alcaldía de la ciudad; algo así como “el poder detrás del poder”.
Pero desde el gobierno nacional se escogió, por fin, al que sería el nuevo reemplazo de Campo Elías Terán. Se trata de Carlos Otero Gerdts, que según Revista Metro Cartagena, es recordado por su paso por el DRI en el 2002 y según la citada revista, Otero “salió luego de que el entonces contralor General, Carlos Osa Escobar, afirmara que en dicha entidad no había transparencia en la asignación de los recursos, y de que el entonces senador Gustavo Petro denunciara que los cupos asignados por el DRI sirvieron para favorecer a varios parlamentarios, entre ellos unos de Bolívar, Córdoba, Sucre y Atlántico”  .
Tengo dudas acerca de la designación de este nuevo alcalde, sin embargo, toca esperar cómo va a ser su gestión, no quiero pensar que lo sentaron en una silla a obedecer órdenes en lugar de trabajar por la ciudad como ha ocurrido en el pasado, donde no solo en la alcaldía sino también en la gobernación, las casas políticas colocan personas no para que trabajen por el pueblo que los eligió, sino para los intereses de los que financian sus campañas. Algo muy común no solo en la costa sino también en el resto del país.
El reto para Otero Gerdts es grande. Recibe a una ciudad que perdió la confianza, una ciudad con ausencia de autoridad, una ciudad donde no existe la cultura ciudadana, una ciudad que se resignó a vivir en el desorden, una ciudad que hoy es el reflejo del daño que la maquinaria política clientelistas con tintes de corrupción puede causar. Lo que nos queda a los ciudadanos es desearle lo mejor al nuevo alcalde, exaltar sus logros, y si llegan a presentarse anomalías e irregularidades estar atentos para hacer las respectivas denuncias.
Cartagena me duele, y me causa profunda decepción el hecho de que la “vendan” como el escenario de reinados, cumbres y grandes eventos, mientras que en las calles se escucha el eco de aquellos que pedimos a gritos “¡No jueguen más con nosotros!”.
 

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS