Columna


Noche buena

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

25 de diciembre de 2011 12:00 AM

AUGUSTO BELTRÁN PAREJA

25 de diciembre de 2011 12:00 AM

La música que acompaña la Noche buena abruma con sonsonetes bobalicones que llamamos villancicos. No obstante, su  fastidiosa tonalidad mueve a nobles sentimientos. Volvemos a la ternura a través de recuerdos de la infancia.La incorporación de estos aspectos musicales es la decantada versión de los cantos de pastores de la itálica bota, donde los acompañaban con pesados vinos, panetones y exquisitos dulces.
Las gentes suelen comprar cosas que no necesitan con dineros que no tienen. Pero la Navidad es hermosa así cueste mucho y ejerza dictadura de regalos.
Es una festividad que la Iglesia Católica se apropió con el ánimo de morigerar las desenfrenadas "Saturnales" Romanas, que se celebraban en los "idus" entre el 17 y 24 de diciembre, con festejos conocidos como "brumalia", que eran, según historiadores y teólogos el desenfreno de la inmoralidad.   
Para dominar esa situación festiva, hacia el año 125 de nuestra era, el Papa Telésforo I institucionalizó un hermoso ritual con el pretexto de celebrar el nacimiento de Jesús. Se hace la exaltación de un pesebre humilde donde nace Dios. Hoy ha sido desplazado por un pino con adornos de colores detonantes y un gordo santón de blancas y largas barbas, vestido de rojo intenso.
Otro ícono en la celebración de las navidades, el del pavo, tiene impronta americana: menú que le dieron los aztecas a Hernán Cortés durante una cena navideña. Este manjar se impuso en todo el mundo. 
Los anglosajones han impulsado la globalización del evento. Parece que el árbol de navidad de origen germánico lo adoptó la Reina Victoria en Inglaterra. Los ingleses también se inventaron la fastidiosa costumbre de las tarjetas de navidad, como sentimiento de fraternidad.  
Los gringos han consolidado en todo su esplendor este festejo universal. Esto no quiere decir que a las navidades se les pueda rotular "made in USA". Pero ya muchos snobs se comen otro insípido pavo el día de acción de gracias.
Las navidades tienen sin lugar a dudas una destacada influencia hispanoamericana, al incorporar una variedad de platos de la cocina  de cada región o país, para no hablar de bebidas que nos entusiasman durante estos báquicos festejos. Cuando nace el hijo de Dios la humanidad se tambalea.  
Los aguinaldos son una estrambótica costumbre de regalar objetos inservibles que aparenten un precio mayor al real. Impresiona el número de obsequios inútiles, de libros aburridores, licores imbebibles y algunos artefactos que no tienen uso práctico. Pareciera que al comprar aguinaldos escogiésemos elementos para encartar a otro, ya que nos llenamos de cosas absurdas en cada pascua. Lo positivo de la costumbre es volver a la niñez abriendo regalos, así sea para que desecharlos al instante. Algunos amigos especialistas establecen una recirculación de aguinaldos: el que recibieron de fulano, se lo envían a sutano. Surge una vaina chocante, es que al encontrarnos con cualquier sapo cree estar autorizado a exigirnos: "mi aguinaldo".
No obstante estar atropellados por gastos, excesos alimenticios y etílicos, fastidiados por  congestiones y ceremonias, no hay nada más tierno y más chévere que esta época del año cuando todos volvemos a la infancia, a la alegría y a los más nobles sentimientos.

*Abogado, Ex Gobernador de Bolívar y Ex parlamentario.

augustobeltran@yahoo.com

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