Columna


Octubre 2005

ÓSCAR COLLAZOS

24 de septiembre de 2011 12:00 AM

ÓSCAR COLLAZOS

24 de septiembre de 2011 12:00 AM

El 31 de octubre de 2005 culminó una de las elecciones más significativas de la historia de Cartagena. La ciudad se debatía entre la continuidad y la ruptura con las prácticas populistas y clientelistas que habían echado abono a la corrupción administrativa.
Paradójicamente, las mayorías pobres y excluidas de la ciudad habían sido pervertidas por la compraventa de votos. Todavía hay políticos que mantienen feudos en esos corrales de miseria. A la clase política local y regional le había interesado más la corrupción que la formación de ciudadanía.
De los casi 550 mil electores, votaron 122.182, es decir, el 22,25%. Nicolás Curi fue elegido pero la abstención fue superior al 77%. El voto en blanco obtuvo más de 40 mil votos y Mery Luz Londoño no llegó a los 14 mil. Curi fue elegido para gobernar dos años con la mayoría de las irrisorias minorías que votaron.
Muchos analistas celebraron estos resultados. No ganamos, sentamos un precedente de independencia ciudadana. Esto le abrió las puertas a la candidatura y triunfo de Judith Pinedo. Pero no faltaron personas y sectores que dijeron que el voto en blanco favorecía a Curi y restaba importancia a Londoño.
Algunos nos atrevimos a hacer otro análisis: los candidatos en franca desventaja debieron haberse sumado al voto en blanco para fortalecer esta tendencia y salvarse. Mery Luz hubiera sido, en el futuro, una de las más seguras candidatas en una baraja de candidatos del cambio.
El voto en blanco contó entonces con una organización dinámica en todos los estratos de la ciudad, aunque nos acusaran de elitistas. Pero nadie más hipotecado a las élites políticas y económicas, e incluso a la ilegalidad, que los alcaldes anteriores.
Esos 40 mil votos llegaron de diversos sectores sociales de la ciudad, de Cartagena 1815 y otros colectivos de ciudadanos; de la simpatía de los medios de comunicación nacionales y de una campaña que no contaba con las redes sociales de Internet. Hoy cuenta con ellas.
El voto en blanco resucita por iniciativa de ciudadanos de diverso origen social, económico y profesional y de la mano de jóvenes universitarios a quienes difícilmente se les podría acusar de elitistas. Una parte de la élite empresarial y política que participó en la conducción de gobiernos y procesos electorales de los últimos 12 años, está apostando por el candidato que encabeza las encuestas.
Uno de los 7 candidatos que quedaban (Raad) retiró su candidatura. Dijo que, como hombre de partido, obedecía a las directrices de la U. No sería extraño que se fuera hacia donde van la senadora Zuccardi y su casa política, ahora que el ex presidente Uribe se sumó al “candidato del pueblo”. Y ayer, Carlos Díaz confirmó que quedó inhabilitado para ser candidato. ¿Se retirará también Roxana Segovia, avalada por un Partido y una clase que la botó en la cuneta?
En este paisaje aparece el voto en blanco, un legítimo ejercicio ciudadano. Cartagena corre el riesgo de pegar un salto atrás. Las campañas que van a la cabeza circulan como carros con vidrios polarizados: nadie puede ver lo que pasa dentro, tampoco lo muestran con cifras y nombres propios, pero sus líderes sí pueden ver lo que sucede afuera. A eso llaman transparencia.

*Escritor

salypicante@gmail.com

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