Columna


Operaciones con bandera falsa

RUDOLF HOMMES

27 de mayo de 2012 12:00 AM

RUDOLF HOMMES

27 de mayo de 2012 12:00 AM

Estamos tan acostumbrados a que sean las FARC las de todos los actos terroristas que cuando se supo del atentado contra Fernando Londoño se pensó en estas. Pero surgieron dudas por la vehemencia de las declaraciones de los líderes de la derecha y la prudencia del Gobierno y de la Policía, que no se apresuraron a atribuirle a la guerrilla la responsabilidad. Más recientemente, el Fiscal dijo públicamente que no hay pistas de que las FARC lo hicieron.
Al mismo tiempo, la víctima dijo inequívocamente estar convencido de que fueron ellas, y aprovechó para cuestionar la política de seguridad de esta administración y dudar públicamente de la idoneidad del Presidente para gobernar en un momento tan difícil, y la conveniencia de que lo siga haciendo. Aunque se le fue la mano en el alcance del incidente no solo en sus expresiones de censura al Gobierno sino en la percepción de su propia importancia, es comprensible su vehemencia. Sería doblemente trágico para él que no fuera la guerrilla la que atentó contra su vida, sino las facciones más extremistas de su propio bando.
No hay duda de que Londoño fue la víctima y de que está vivo de milagro. Desde el punto de vista de su propia sanidad mental, a él no le queda alternativa a creer ciegamente que los autores no fueron sus amigos. Si lo fueran no tendría mucho sentido seguir haciendo lo que ha hecho valientemente hasta ahora, y mucho menos pensar, como lo ha sugerido, que haber sobrevivido es señal de predestinación para dirigir el país en esta aciaga circunstancia, y que lo acompañaría la enorme mayoría que ha sentido simpatía por él. En ese esquema mental no es posible que hayan sido sus copartidarios o los estamentos que él mismo ha defendido insistentemente los que organizaron el crimen.
Sin que implique falta de solidaridad con la víctima, es necesario examinar si fueron ellos los responsables porque poner en peligro o inclusive matar a su propia gente para atribuirle estos actos al enemigo es algo a lo que se ha recurrido históricamente, al punto de que en medios académicos y de inteligencia se conoce esa práctica como “operaciones con bandera falsa”, como las de los corsarios para evadir la vigilancia o cometer actos barbáricos que justificaran la posterior intervención de sus gobiernos clientes.
Recientemente se invadió a Irak utilizando como pretexto que el gobierno de este país se preparaba para agredir a Occidente con armas biológicas o nucleares. Los norteamericanos le arrebataron a España lo que le quedaba de su imperio, usando el hundimiento del vapor Maine como pretexto inicial. Los nazis habrían incendiado el Parlamento alemán en 1933 para suspender las libertades civiles, encarcelar a los opositores, y consolidar la dictadura de Hitler y su partido. Después organizaron incidentes contra la población alemana en Polonia y atacaron, vestidos de polacos, una estación de radio en Silesia el día antes de que se iniciara la ofensiva contra Polonia que culminó en guerra mundial.
La probabilidad subjetiva de que las FARC atentaran contra Fernando Londoño es mayor que la de que fue la derecha. Pero no hay razón para creer que ella no es capaz de hacerlo o que no sacrificaría a un alfil para posicionar mejor a su reina.

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