Columna


Otra al agua

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

15 de mayo de 2011 12:00 AM

CARLOS VILLALBA BUSTILLO

15 de mayo de 2011 12:00 AM

RCN Televisión, RCN Radio y El Universal, en su orden, le hicieron eco a la candidatura de la doctora Adelina Covo de Guerrero a la Alcaldía Distrital, como noticia bomba de la semana. Hubo una razón potísima para hacerlo: la postulada dijo que sólo aceptaría el reto si contaba con el respaldo de todos los partidos de la Unidad Nacional.
Aceptemos, en gracia de discusión, que la exigente condición de la doctora Covo se cumple sin alteraciones. ¿Qué consecuencias tendría el novedoso hecho político? Que se trataría, nada más y nada menos, de una alianza política que partiría del centro hacia la periferia y que pondría en juego la disciplina de los concejales que pertenecen a esos partidos, algunos de los cuales tienen sus preferencias manifestadas ya por otros candidatos, o andan en pasos para sacar alternativas más cercanas a lo que son y representan políticamente.
Hay gente que califica como imposible de satisfacer la lícita y personalísima pretensión de la doctora Covo. Discrepo de esas voces porque, aun cuando vivimos bajo un régimen de descentralización política, administrativa y fiscal, los consensos no están excluidos ni por el orden jurídico general ni por los marcos estatutarios de los partidos, aparte de que Cartagena es la ciudad de todos los colombianos y merecería, por ello, una consideración especial de las directivas nacionales de aquellos en la competencia electoral. Daríamos un ejemplo vivificante, en este proceso que avanza, si juntáramos la democracia mayoritaria con la democracia de consenso.
Si se formaliza ese acuerdo en torno del nombre conocido y apreciado de la doctora Covo, habría que descubrirse ante su habilidad política y su capacidad de aglutinamiento, pues rompería un molde que ya es tradición desde que se instituyó, en 1986, la elección popular de Alcaldes.
De otro lado, Adelina Covo tiene experiencia electoral. Fue Concejal en dos o tres períodos y Magistrada y Presidente del Consejo Nacional del ramo. Pero también tiene experiencia administrativa: dirigió en Cartagena la seccional de una Superintendencia, fue Viceministra de la Juventud y Directora del ICBF. No es, por consiguiente, una novata que ignore el rodaje y los secretos del sector público. Al contrario, los conoce, y muy bien.
De arrancar con buenas velas al viento la candidatura de Adelina Covo en las circunstancias descritas, se animará, sin duda, la liza por la Alcaldía y aumentará la participación femenina en un acontecimiento en el que la presencia de la mujer cartagenera es indispensable para los cambios que la dinámica social y económica de una comunidad estratificada reclama.
Además, de seguro que las tesorerías de los partidos de la coalición se meterán la mano al dril, enterados como están sus jefes del alto costo que demanda una campaña a la Alcaldía de Cartagena. Solamente así, un candidato que no quiera tratos con contratistas desataría el cinto y desanudaría la cabellera de un proyecto político por consolidar. Adelina Covo debe tenerlo diseñado y listo para ofrecérselo al pueblo cartagenero, en un momento en que hay otros competidores con bastante sonido popular y con antecedentes de servicio similares a los suyos.
¿Se partirá en dos la historia de la ciudad?

*Columnista

carvibus@yahoo.es
 

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