En estos últimos días no se ha escuchado en la ciudad más que hablar de plata. Que el predial aumentará nuevamente; que los recaudos superan los históricos (y cómo no, con tamaño incremento); que gracias, nos ofició la alcaldía por haber pagado oportunamente el del 2010; y ahora, que tenemos que pagar por valorización, una suma superior al predial del 2010 (el doble), dizque para ejecutar obras prioritarias de infraestructura.
Para usar la palabra preferida de este cuatrienio, son cuatro las mega obras proyectadas: el Sistema de drenajes pluviales (ojalá no sea sólo para Bocagrande); la construcción del Eje 2 y terminación del Eje 1, un proyecto de saneamiento y transporte (¿?), y el subproyecto de caños y lagunas; la ampliación de la avenida Santander y la primera de Bocagrande; y la construcción de la Circunvalar del Sur.
Dicho así, estos proyectos a casi nadie le dicen nada, pero todos tendremos que pagarlos. Para comenzar yo creo que nos tienen que vender, y muy bien vendida, la idea de cada uno de ellos (la Av. Santander por ejemplo, requiere mejorarla, pero aún no ampliarla, entre otras porque más adelante encontrará un cuello de botella), y convencernos que el cobro por valorización es la mejor alternativa de financiación, pues no está claro, que se rehúse al esquema de concesiones tan útil en los últimos años.
Y también se ha difamado arto en estos días, sin profundizar mucho en los detalles, de este esquema de financiación: como si aun estuviéramos en la “era de la fe ciega” en los gobernantes, y no en la del “escepticismo total”. Una rabieta, o las dificultades para renegociar la TIR con los concesionarios del Corredor de carga, no son excusa suficiente para desestimar el esquema pues bien es sabido que el Estado por sí sólo no hace nada bien.
¿Cuántos kilómetros de la Av. primera de Bocagrande por ejemplo (que si hay que ampliar) podrían ser pagados en los peajes de la Vía al Mar con el ahorro de no construir el absurdo túnel de Crespo? Sin embargo, por desatender el sentido común, o por pensar en beneficiar a unos pocos, lo que se pudo hacer con el ahorro, ahora ¿saldrá de nuestro peculio?
Y en Manga ¿por qué no transferir el Eje 2 (Quinta Av. y obras complementarias) al peaje del corredor de carga, si así estaba previsto? Además, ¿cómo sacar del barrio todo ese flujo vehicular nuevo, si sólo hay una vía de ingreso al Centro de la ciudad? Sus habitantes pagaríamos con agrado la construcción del puente (o túnel) que nos saque tanto tráfico, pero como está proyectado el Eje 2, en lugar de un cobro por valorización debería haber una compensación por desvalorización.
Luego nos tienen que decir el costo de cada una de esas obras, su alcance, mostrarnos el monto total a recaudar, el criterio de riegue de la contribución, la forma de pago, y los plazos de ejecución o fechas en las cuales contaremos con ellas, de lo contrario no lograrán el recaudo. Y si recurrimos al slogan de campaña “El alcalde somos todos” podríamos hasta (deberíamos) exigir un referéndum popular.
Finalmente no se entiende este cobro en las postrimerías de un gobierno que por primera vez dispuso de cuatro años y tiene muy poco que mostrar: más errores que aciertos, y más juerga que obras.
*Ing. Electrónico, MBA, pensionado Electricaribe
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