Columna


Otro resbalón

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

25 de enero de 2012 12:00 AM

FRANCISCO SANTOS CALDERÓN

25 de enero de 2012 12:00 AM

Era vox populi el cuento de la pensión por invalidez de la Fiscal General de la Nación, Viviane Morales. Nadie se atrevía a sacarlo pero la pregunta es por qué. Y no deja de sorprender que quien al final lo hiciera públi-co sea el intelectual y columnista indepen-diente Mauricio Pombo, quien no es pro-piamente uribista, y no los tradicionales ca-tones y agudos opinadores que por lo menos durante el gobierno pasado no dejaban pasar una. ¿Temor? ¿Complicidad? ¿Doble están-dar? ¿Simpatía?
La historia es sencilla. Viviane Morales perdió un ojo en una cirugía en el 2001. Pi-dió una pensión por invalidez total a Porvenir quien la otorgó un año más tarde. Un tiempo después la ahora Fiscal comenzó a trabajar en Caracol como comentarista. Porvenir, con toda razón, al ver que Viviane Morales no era una inválida le quitó la pensión en el 2010. Ella apeló esa decisión y sólo dejó de pelear cuando quedó nombrada como Fiscal Gene-ral de la Nación. Valga la pena aclarar que es-te relato es de la fuente oficial en este caso, Caracol.
Se puede alegar que no hubo nada ilegal, aunque pedir una pensión de invalidez total cuando no la hay me suena a fraude. Pero lo que sí no tiene ni excusa ni presentación es renunciar a esa pensión sólo cuando se le nombra en uno de los más altos cargos judi-ciales de la Nación. Es decir que si no la hu-bieran nombrado seguiría peleando su invali-dez total a la vez que devengaba otro salario inmenso en su trabajo periodístico.
No estamos hablando de cualquier fun-cionario. Es la Fiscal General de la Nación. ¿Se imaginan el escándalo que se armaría en cualquier país serio con una historia de estas? En muchas democracias un funcionario de este rango se habría caído con las revelaciones de las andanzas del esposo de la Fiscal. Acá no. Y seguramente con este nuevo destape de la ligereza ética de la Fiscal tampoco va a su-ceder nada. No es de sorprenderse pues qué se puede esperar de un país en el que muchos de los actores del proceso 8.000 hoy son los adalides de la moral y la justicia.
Sin embargo, y así no pase nada tal y co-mo sucedió con la situación de su esposo, el precedente que crea es otra mancha en una Justicia que cada día se desacredita más. Otro mensaje funesto de la cabeza de un organis-mo judicial en el que decenas de miles de funcionarios todo el día luchan contra la ile-galidad y la criminalidad.
Por lo visto el presidente Santos y su equipo no hicieron una investigación de rigor al nominarla y en ese sentido el Gobierno tiene algo de responsabilidad, lo que se puede decir de todos los gobiernos, valga la pena aclarar. Mientras tanto, y aprendiendo de esta lección, ahora que hay una reforma a la Justi-cia en el Congreso este debe ser un tema fun-damental. Cómo se nomina, qué pasa cuando se encuentran problemas con un Fiscal.
En esta reforma Santos perdió la oportu-nidad de que la Fiscalía sea parte del Ejecuti-vo, lo que es otro tema de discusión sobre la conducción de la política criminal del Estado. Por ahora tendrá que manejar, como corres-ponsable de este fiasco, el desgaste en credibi-lidad de esta institución judicial. Y habrá que esperar a que llegue otro gobierno para que se haga la verdadera reforma judicial pues a este le quedó grande.

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